Reseña: Lady Masacre - Mario Mendoza

Hay millones de vidas ocurriendo detrás de nuestra puerta. A cada segundo algunas comienzan, varias entran en fases definitivas, unas más avanzan sin mayor sentido y otras terminan. La de Frank Molina dio un giro total cuando lo despidieron de su trabajo como periodista especializado en temas judiciales debido a situaciones relacionadas con su bipolaridad y su alcoholismo, lo que lo llevó a tomar la decisión de empezar a trabajar como detective privado. Su primer caso llega de la mano de una mujer que le cuenta que su hermano, un importante político del país, fue asesinado en extrañas circunstancias y ella no confía en absoluto en la resolución que se dio a la investigación, por lo que le pide ir hasta las últimas consecuencias para averiguar lo que realmente pasó.

Esta es la premisa de Lady Masacre, uno de los libros más populares del escritor colombiano Mario Mendoza y el primero en el que aparece Frank Molina, el personaje más icónico dentro de su obra.

El autor acude a la novela policíaca para explorar los lugares más oscuros del ser humano, de la sociedad y del entorno. La historia sigue paso a paso la labor de este detective para revelar lo ocurrido con el caso que se le ha encargado, y en el medio de ello se van desarrollando conversaciones y reflexiones sobre temas como la corrupción, la otredad y la salud mental.

La construcción del protagonista es uno de los puntos más altos en esta novela. Frank Molina es un personaje oscuro, solitario, inteligente y enigmático mediante el cual el autor se permite dar rienda suelta a su visión de la realidad y del ser. Mendoza habla de manera acertada y sin tapujos del vivir con trastornos mentales como la depresión o la bipolaridad, de la dura tarea que resulta despertarse día a día en una sociedad desigual y violenta que nos empuja constantemente hacia el abismo, y de las máscaras que preferimos usar para que otros nos vean bien aún por encima de nuestra propia tranquilidad, entre muchas otras cosas.

A medida que la investigación transcurre, la narración se convierte también en una especie de denuncia sobre la situación perpetua en la que vive Colombia (y que podría equipararse a la de varios países de América Latina), una en la que las masacres están a la orden del día, los más ricos son capaces de todo para mantener su posición, los dirigentes del país traicionan las promesas que hicieron a sus electores para lograr sus votos y la honestidad no tiene mayor cabida. Pasan los años y los titulares de las noticias siguen siendo los mismos.

Y lo anterior podemos traerlo de lo macro a lo micro y aterrizarlo al territorio individual, en el que el autor aprovecha para hablar del sentido de la vida y de lo que realmente vale la pena en nuestra existencia, elementos recurrentes dentro de su obra. Incluso, podríamos decir que estamos ante una novela en donde se explora el amor en distintas esferas, pues se ahonda en la amistad, en las relaciones románticas y en las pasiones que nos mueven.

Los personajes secundarios como Kaliman, Miranda y la misma Lady Masacre son otro elemento que destaca en el libro pues cumplen con su propósito de sumar al desarrollo de la trama y tienen un carisma que les caracteriza. Dentro de ellos hay uno que cobra especial relevancia y es la ciudad, la manera en que esta interactúa con quienes la habitan y cómo se convierte en un detonante para lo que viven.

Uno de los principales componentes de las novelas policíacas es el misterio que se esconde detrás de la búsqueda que realiza el protagonista, punto en el que esta obra se queda corta y, aunque sí hay una gran revelación de fondo, el meollo del asunto parece estar resuelto más pronto de lo que debería. Asimismo, otra de las cuestiones que no fluyen del todo bien en la narración son varios de los diálogos, ya que pecan de poco naturales.

La cubierta de esta edición de la novela es un espectáculo

Lady Masacre es una novela ligera, adictiva y cargada de mensajes y metáforas sobre el presente, la humanidad y la vida. Una crítica hacia una sociedad de apariencias, desalmada y en decadencia en la que el autor desarrolla su discurso en todo su esplendor, quizá extendiéndose en algunos detalles que le restan ritmo a la obra y dejando de lado otros que pudieron dar más contundencia al resultado final. Aquí encontrarán un recordatorio del país en el que vivimos porque, aunque estemos aquí, parece que muchas veces olvidamos nuestra historia.


Pdta. No quise hablar mucho del personaje que da nombre a este libro para no hacer spoiler dentro de la reseña, pero quedé con muchísimas ganas de conocerla más, de entender el mundo de la lucha libre en el que se mueve y de seguir su proceso personal. Hay una fuerza especial dentro de ella y un simbolismo importante hacia la reivindicación de los nadie, de los oprimidos.

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