El tranvía de la vida
Emprendo hoy mi vida sin ningún camino, quizá la cordura en mi no tiene sentido, debo confesar que el tiempo es mi enemigo y que mis sueños fenecen hoy sin motivo. Plasmando en el viento miedos habituales, ocultando en el mar tesoros descubiertos, sopesando las mentiras escritas en silencio cicatrices que no sanan, día a día van creciendo. Sangran mis ojos a la luz de aquel reflejo extravié el fulgor de la voz entre pretextos, las letras que jamás leí fueron borradas el fulgor frenético de la pasión parece nada. Gracias espontáneas bien fingidas, pesares maquinados sin su compañía, iluso afecto al que hoy me entrego sin medida inadmisible pecado disfrazado en idolatría. El reloj moribundo marca la agonía, desangra a cuenta gotas mi marchita vida, a pesar de todo redactada a la medida en prosa perfecta tal vez jamás escrita.