Primer acto

Tan tranquila por las calles,
adornan tu cuerpo mil detalles,
piernas infinitamente maliciosas,
tu sonrisa espina de la más bella rosa;
te aproximas siempre confiada,
tan segura y arrogante,
tu belleza el estandarte
y la suerte, fiel acompañante.

El cielo se arrodilla a tu presencia,
el fuego se hace pequeño a la grandeza
de esos labios disfrazados en pureza,
camuflar la maldición, vasta proeza.

No será hoy, ni será mañana;
la belleza dura pero no perdura,
la tristeza es fuerte pero no trasciende
el amor inexistente, tu castigo omnipresente.

Hoy ante Dios te vendes al postor
que tu cuerpo en un ruin circo conquistó,
solo un trofeo más en su repertorio serás
biografía desgraciada la que te acompañará.

Será tarde para lamentos,
el dinero no es más que placer imperfecto,
Será tarde y ya no quedará,
vida para tus errores enmendar.

Comentarios

  1. Siento que hay algo muy personal en este poema, tal vez la causa de una gran tusa. En todo caso, es una dura crítica dicha sin violencia, con tristeza, casi con amargura, pero brotada desde muy adentro.

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