Reseña: ¿De dónde vienen los perros? - Francisco Leal Quevedo
Siempre he sido amante y fiel enamorado de los gatos. Su independencia, pereza y fidelidad con quien aman, son características que van muy de la mano conmigo. Tengo una fijación tremenda por ellos. Lamentablemente vivo con una persona que es alérgica a los gatos, y de manera obligatoria me he visto en la penosa tarea de alejarlos de mi vida por un tiempo (tengo entre mis planes comprar un esfinge y solucionar el problema). No fue tarea fácil, e incluso muchas veces llevé a casa gatitos callejeros que me encontraba por la calle, los bañaba, alimentaba y cuidaba, para descubrir que al otro día mi mamá les había encontrado un nuevo hogar, o los había regresado a la calle. En esa búsqueda de compañía que significó el tener que separarme de ellos, me encontré con pollitos de colores que ganaba a la salida del colegio, con canarios afinados que se escapaban por la puerta de la terraza, por hámsters que emprendían su camino por el desagüe, o con caracoles que arruinaron el jardín fa