Reseña: Retrato de niños con bayonestas - Jairo Buitrago
En 1824 llega el primer acercamiento a la fotografía. Niépce obtenía imágenes gracias al betún de Judea expuesto por varios días sobre una placa de plata. Han pasado casi 200 años desde ese momento y la fotografía ha evolucionado notoriamente, pero en el fondo el ejercicio de capturar la vida sigue siendo el mismo. Retratar esos instantes en que somos felices, en que hemos logrado alcanzar un objetivo por el que trabajamos arduamente, en que sonreímos de manera sincera o impostada por la necesidad de la ocasión, o en que compartimos con nuestros seres queridos. Pero la fotografía también ha servido para dejar evidencia de los grandes momentos de nuestra historia, de la barbarie de la que somos capaces, de la indolencia que permea la violencia, de los rostros que se transforman ante la crueldad humana. Registro fotográfico publicado por la Revista Credencial en su edición N° 12 de diciembre de 1990. Tres niños con seriedad y tristeza marcadas en su rostro, disfrazados con tra