Reseña: El último hombre blanco - Mohsin Hamid
Te despiertas, te miras al espejo y ves que tu piel se ha oscurecido. No, no es cuestión de que estés bronceado, sino que ahora tu piel es negra. Cierras los ojos y esperas que, al abrirlos, todo regrese a la normalidad. Pero no, la piel blanca que recordabas ya no existe. Sales a la calle y tratas de cubrirte como puedes. A medida que te cruzas con personas, algunas que conoces, notas que te miran y se comportan contigo de manera distinta. Ya no hay amabilidad o indiferencia en sus palabras o sus actos, sino miedo y desconfianza. Corren los días y te das cuenta de que no eres el único al que le ha ocurrido esto: la metamorfosis es global y más gente está cambiando de color de piel.
Lo anterior le pasa a Anders, el protagonista de «El último hombre blanco» (traducido al español por Andrés Barba), libro del premiado escritor paquistaní Mohsin Hamid. La inspiración le llegó al ser víctima de actos discriminatorios por el color de su piel, en varios de los cuales fue tratado como terrorista.
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Lo que amo la cubierta de esta novela |
Esta es una lectura que confronta desde el primer momento. El autor se centra en explorar qué pasaría en lo micro para ahondar en un fenómeno social con implicaciones masivas. El objetivo no está en entender por qué el color de piel de la gente está cambiando, sino en examinar cómo una persona convive con este cambio en su cotidianidad, cuáles son las implicaciones en su entorno y de qué manera se adaptará (si es que lo consigue).
Para llegar a esto, el autor plantea preguntas sobre el cuerpo, sobre la otredad, la raza, la empatía y la identidad. La novela invita a ver las situaciones por fuera de la zona de confort, analizar el peso de nuestras palabras y nuestros actos, y evaluar aquello que nos hace lo que somos. Y en el centro de todo está el privilegio del hombre blanco, la injusta configuración de una sociedad que, a pesar de los avances, sigue discriminando, segregando y violentando la diferencia; una sociedad en donde la apariencia tiene mucha más importancia de la que debería, y la intolerancia y el odio siguen siendo una constante.
El libro mezcla la ciencia ficción social, el realismo mágico y la distopía con una narrativa que recuerda los párrafos largos y con apenas puntuación de Saramago. Son pasadas ciento cincuenta páginas de inmersión en los días de Anders y su novia Oona, en las complejas interacciones con sus padres, en el terror de ser vistos, en una ciudad que podría ser cualquiera, en un barrio como el tuyo o el mío y en un grupo de personas que, seguramente, es muy similar al que nos rodea.
Y en esto último hay una clara visión del mundo que la pandemia del COVID19 nos permitió revelar y amplificar, uno paranóico, ansioso, vulnerable, de gente encerrada en casa creyendo cualquier cosa que lee en internet, de actos de intolerancia crecientes y no tan racional como se imagina. A medida que más personas cambian de color, quienes ven esto como una amenaza y un vuelco al poder establecido toman la violencia como respuesta y los discursos de odio se recrudecen; nada diferente de lo que ocurre en la vida real.
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Mohsin Hamid. Foto de Muir Vidler |
Pero también vislumbramos un mundo capaz de solidarizarse, de pensar en colectivo y dejar atrás los prejuicios: uno con personas que aman, que necesitan del otro y que son capaces de lo que sea por los que quieren. Sí, está novela también es sobre el amor, un sentimiento difícil de entender y de explicar, pero con el poder de quebrar muchas barreras.
«El último hombre blanco» es un libro incómodo, reflexivo y muy intimista. Un experimento social que parte desde lo cotidiano, de los miedos que nos habitan y las cosas que nos mueven, para hablar de temas como la discriminación, la identidad, la raza, la desinformación, los discursos de odio y los vínculos que creamos; y para hacernos preguntas sobre el "yo", los privilegios interiorizados y la diferencia. Una profunda y sentida invitación a la empatía.
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