Reseña: La teoría de Kim (Tomo 1) - Jay Sandoval

Imagina despertar en un lugar que no conoces. Lo primero que ves es un cuarto que no es el tuyo y a un muchacho de anteojos que te observa con curiosidad y algo de preocupación. Te preguntas dónde estás y le pides al chico que te preste un celular para llamar a tu mamá, pero él hace un gesto de extrañeza. “¿Qué es un celular?”, lo escuchas decirte, y no puedes evitar sonreír pensando que se burla de ti, pero su expresión no cambia. Te pones de pie y notas sobre la mesa de noche un periódico con fecha 1° de agosto de 1986. “Esto es una broma, ¿verdad?”, susurras, esperando que así sea y que quien se encuentra frente a ti dé alguna señal de que estás en lo correcto. Sin embargo, nada ocurre.

Algo así le pasó a Han Dakho, un adolescente que se mudó a Estados Unidos desde Corea. El 1° de agosto de 2019, él se dirigió junto a Sean Grace, su padrastro, hacia un lago en California para compartir tiempo juntos y tratar de mejorar su relación, pero empezaron a discutir como era usual y el chico cayó al agua. Una fuerza inexplicable lo hundió sin que pudiera hacer algo para evitarlo.

El lluvioso 1° de agosto de 1986, Finnian Taylor Kim encontró el cuerpo inconsciente de Dakho mientras intentaba descifrar quiénes eran los hombres misteriosos que había visto días atrás entrando a ese lugar y qué estaban buscando. Sean Grace Kim, su hermano mayor (y quien en 2019 es el padrastro de Dakho), había llevado a Taylor hasta allí, pero lo dejó solo minutos después.

¿Cómo viajó Dakho 33 años hacia el pasado? ¿Habrá forma de que regrese a su tiempo? ¿Qué efectos tendrá en su presente el que quiera evitar que SunHee, su mamá, y Sean Grace no se enamoren en 1986? Estas y otras preguntas se resuelven en «La teoría de Kim», libro del escritor y educador guatemalteco Jay Sandoval, el cual nació en Wattpad como un fanfic de BTS y acumula más de 18 millones de lecturas en dicha plataforma. Para su publicación en físico, la novela se dividió en dos tomos y se cambiaron los nombres de algunos personajes.

Uno de los ejes centrales de la historia son los viajes en el tiempo y resulta muy entretenido seguir todo lo que Taylor hará para entender cómo Dakho llegó a 1986 y también para ayudarlo a volver al futuro. Asimismo, ver qué sucede en las líneas temporales que se abren con cada acción que cambia en el pasado resulta un ejercicio que le da mayor interés a lo que ocurre y pone la mente a pensar en diversos escenarios y en la pregunta que todos y todas nos hemos hecho alguna vez: ¿Y si hubiera… ?

Nos encontramos con una novela sobre la búsqueda de la identidad, en la que sus protagonistas y algunos de los personajes secundarios (como Sean Grace y April Augustus Moon) tienen millones de dudas sobre su lugar en el mundo; sobre quiénes son y quiénes quieren llegar a ser; sobre cómo aman y cómo sienten. Las interacciones entre ellos, el modo en que asumen su realidad y van llegando a conclusiones a partir de lo que viven se siente muy real y es fácil identificarse. Se habla de las expectativas, la violencia  intrafamiliar, los prejuicios, el despertar sexual (hay escenas +18), las cosas que hacemos para encajar y las relaciones, entre otros temas.

Algo que me gustó fue ver la manera en que el autor construye el lazo entre Taylor y Dakho, cómo fueron conociendo al otro y a su vez entendiendo facetas de sí mismos que no comprendían. Si bien hubo cosas que me generaron conflicto, el romance y la amistad que se forma entre ambos me transportó en el tiempo y me hizo añorar ese amor de juventud que nunca tuve por el miedo a que los demás pudieran juzgarme y por el temor a aceptarme tal como era. Me alegra que hoy en día todo sea más sencillo, que las personas puedan amarse con un poco más de libertad. Una lucha que debemos seguir dando.

El hecho de que Dakho viaje al pasado nos permite como lectores entrar en un juego muy interesante sobre las decisiones, sus efectos en la vida, la ley de causa y efecto, y la necesidad de disfrutar al máximo del presente, pues es común que dejemos que el miedo y la incertidumbre nos impidan asumir riesgos o hacer ciertas elecciones. De igual manera, ese ir y venir entre un tiempo y otro deja que veamos cómo era ser queer hace años, los desafíos que las personas LGBTIQ+ debían enfrentar y lo mucho que se ha ganado en la materia (aunque todavía haga falta demasiado por construir).

A pesar de todo lo bueno que he mencionado, hay algo que afectó sobremanera mi experiencia leyendo esta novela y es que se le dio poco cariño a su edición. La trama tiene detalles que rayan en lo inverosímil; la narración parece pretenciosa; el texto está lleno de redundancias y adverbios terminados en mente; el narrador en tercera persona no es neutral; se acude a términos muy utilizados en España como “joder”, olvidando en dónde se ambienta la obra; esto solo por mencionar algunas cosas. No sé si se debió al afán de enviar el libro a impresión, a que en la edición no se les dedicó el tiempo suficiente a las revisiones o si el autor decidió mantener todo como quedó al final. Lo más duro es que con esta novela me pasó algo que no me ocurría hace mucho: no quería soltarla e hice gran conexión con sus personajes y su trama. El tema del trabajo en la edición perjudica una premisa y una narrativa con mucho por explotar y explorar.

En relación con lo anterior, hay un uso excesivo de las metáforas y algunas de ellas son muy forzadas o parecen no tener sentido. Si bien este es un elemento distintivo del trabajo del autor, estoy convencido de que pudo neutralizarse y pulirse para hacer que su presencia en la novela fuera más efectiva y mejor lograda. Ojalá para el segundo tomo haya mayor juicio en esto, porque la historia tiene un potencial enorme.

A lo largo de las pasadas 500 páginas, vamos a encontrarnos en el texto con algunas de las anotaciones que Taylor hacía en su diario a partir de las investigaciones sobre los viajes en el tiempo, sobre los efectos que tenían en Dakho los experimentos que adelantaban, entre otras cosas. Además, la banda sonora del libro es increíble: puro amor a los 80. Detalles que suman.

«La teoría de Kim» es una novela adictiva y con reflexiones valiosas que mezcla la ciencia ficción, la amistad y el romance, a la vez que profundiza en problemáticas latentes en la juventud y en la importancia de hacer que el tiempo valga la pena. Es una lástima que haya problemas tan evidentes en su edición, pero eso no le quita que sea entretenida, divertida, y que su premisa me haya atrapado desde el inicio. No puedo hacer más sino esperar a que salga el tomo dos para saber cómo va a terminar todo en el Condado Mariposa; hay muchos misterios por resolver todavía.

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