“Estamos en una época de populismos en la que tenemos expertos en todo y, por otro lado, no creemos en nadie ni en nada". Una entrevista con Paolo Giordano
Novelli es un periodista con formación científica que va a París para hacer la cobertura de una cumbre internacional sobre el clima. La atmósfera de la ciudad es la suma de las crisis que afronta el planeta, de sus guerras y la búsqueda inmisericorde por el poder; y de fondo, tanto Novelli como quienes lo rodean atraviesan crisis personales, dificultades íntimas que no terminan siendo solo suyas, sino que se amalgaman con otras existencias.
El escritor y físico italiano Paolo Giordano, ganador del
Premio Strega en 2008 por su novela «La soledad de los números primos»,
presenta en «Tasmania», su libro más reciente, la historia de este periodista,
quien mientras escribe una obra sobre los efectos radioactivos de la bomba
atómica, se encuentra con una serie de personajes que serán claves para
entender los miedos y las dudas que lo invaden, así como para darle sentido a
los problemas que atraviesa su relación con Lorenza, una mujer mayor con la que
no ha llegado a un acuerdo sobre si van o no a tener hijos.
Foto de Ivan Giménez |
“«Tasmania» habla de una época muy
específica que va desde finales de 2015 hasta principios de 2020, es decir,
justo antes de la llegada de la pandemia. Y el tiempo que he elegido no es
casual, me interesaba reflexionar e investigar sobre cómo habíamos llegado a
esa gran crisis que atravesamos”, comenta el autor sobre el origen del libro. “Me
dio la impresión de que estaba escribiendo una novela histórica porque tuve que
contar y recordar cómo era yo y cómo eran las personas a mi alrededor. Aunque
estaba hablando de eventos muy cercanos temporalmente, sentí que las versiones
de nosotros de aquellos años eran muy lejanas”.
La crisis climática del planeta atraviesa toda la obra, lo
que permite que el autor genere una serie de conversaciones sobre cómo se está
abordando esta desde ejercicios profesionales como el científico y el
periodístico, y de qué modo está afectando lo que somos como individuos y como
sociedad. Una de las principales preocupaciones que persigue Giordano con esta
trama es la de encontrar una forma de hacer de la literatura una herramienta no
solo de memoria, sino de conexión y atención frente a lo que pasa a su
alrededor. “Durante muchos
años me he preguntado por qué es tan difícil hacer todo esto del clima algo
apasionante desde el punto de vista humano. Algunas cosas han cambiado y las
discusiones al respecto se han ampliado, pero no sé si con un apasionamiento de
por medio. Eso me hizo pensar en que, quizá, hay problemas en cómo contamos la
crisis climática para que nos toque en lo profundo de las emociones. Las crisis
climáticas tienen origen en narraciones distópicas de ciencia ficción de hace
muchos años, pero creo que hace falta sentir la verdad de esta crisis en el
tiempo presente, y también en las relaciones humanas, en el modo en que llegará
a cambiar el tejido de nuestras relaciones más íntimas. Allí no hemos llegado
todavía y para mí escribir «Tasmania» fue un desafío por eso. Escribir fue la única
herramienta que tenía a mi disposición para intentar hacerlo”.
Otro de los focos de atención de la novela es la crisis que
vivimos ante la manera en que accedemos a la información, la calidad de esta y
la peligrosidad de transformar la realidad a partir de equívocos. “Lo que más me preocupa es que hemos
perdido la seguridad sobre lo que es real y lo que no lo es… La pérdida del
sentido común me aterra”, señala el autor a propósito. “Estamos en una época de populismos en la
que tenemos expertos en todo y, por otro lado, no creemos en nadie ni en nada.
Siempre vamos a buscar nuestra versión de la realidad más cercana a nuestros
prejuicios, ¿no? Es una época complicada tanto para los periodistas como para
los científicos”.
Además de
las crisis internas y externas, en esta historia también confluyen el amor y la
esperanza como búsquedas constantes, elementos a los cuáles aferrarnos como una
forma de sobrevivir. “«Tasmania» es, quizás, el libro que he escrito que tiene
más esperanza porque hay un esfuerzo explícito en explorar algo a través de
ella, en construirla. Esto me ha llevado a pensar mucho en la época de
Hiroshima y Nagasaki, en las pruebas atómicas. Al fin y al cabo, después de la
Segunda Guerra Mundial hubo años en los que la humanidad estuvo a unos minutos
de su colapso máximo; el fin del mundo parecía estar demasiado cerca.
Paradójicamente, en algunos países, fue una de las épocas en las que nacieron
más niños, lo que puede verse como una forma de esperanza hacia el futuro, como
un acto por sobrevivir”, precisa Giordano sobre la búsqueda en este proceso de creación. “Una
de las cosas que más hice durante la escritura de este libro fue pensar en los
supervivientes. De alguna manera, todos nosotros lo somos también. Justo
después de la pandemia, todos somos supervivientes, y eso me llevo a pensar en
que aún hay sobrevivientes de las explosiones atómicas, y también a reflexionar
sobre la esperanza que ellos vieron y que representan. Estuvieron cerca del fin
del mundo y todavía están aquí para poder contárnoslo. Es una posibilidad
activa de la esperanza que está muy vinculada a la idea misma de escribir”.
En esta
novela conmovedora y llena de fuerza, en la que la ciencia y la literatura
tienen un punto de encuentro, Paolo Giordano habla desde nuestros territorios
más vulnerables, desde aquellos espacios en donde el piso de la certeza se
quiebra y el temor ante el futuro parece lo único visible. “Tuve una
conversación con un editor durante la fase de publicación, y me dijo que una de
las cosas que yo no tenía que mencionar nunca es que «Tasmania» es un libro existencialista porque
nadie quiere leer libros existenciales (sonríe). Sin embargo, esa es una
palabra que me gusta mucho, estoy muy vinculado con ella y creo que es precisa,
muy poética. «Tasmania» es una novela existencial en el sentido en que cuenta algo y no tiene
otro objetivo que contar lo que es existir en este tiempo, simplemente
describirlo. Todos los eventos históricos y reales que menciono en el libro son
sucesos que las personas ya sabían, no hay nada nuevo, son todos eventos que
nosotros hemos escuchado, de los que hemos sido testigos, sobre los que hemos
tenido una opinión. Pero el punto ya no es ese, sino que vamos a contarnos qué
es existir en esta época de guerras después de una pandemia, en una época de
terrorismo, de crisis climáticas; vamos a contarnos qué quiere decir seguir
existiendo en este contexto. Y me parece que es más preciso hacerlo desde un
punto de vista científico, porque la ciencia intenta contar cómo suceden las
cosas, y en esa finalidad simple encontramos muchísima poesía. Eso me fascina”.
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