Casey McQuiston: una voz por la diversidad

Hubo un tiempo (no muy lejano) en el que la aparición de personajes queer en la literatura estaba relegada a lo secundario. Por supuesto, en algunos casos actuaban como protagonistas, pero esto ocurría excepcionalmente.

A medida que el tiempo pasa y la lucha por los derechos y libertades de la población queer consigue nuevas victorias, las cosas han ido cambiando. Cada día hay más representación para personas LGBTIQ+ en libros, series y películas. La facilidad de vernos reflejados y reflejadas en las producciones que consumimos y darnos cuentas de que otros y otras viven situaciones similares a las que nos tocan es algo totalmente necesario.

Casey McQuiston para QueerLit

Casey McQuiston estudió periodismo y trabajó en publicidad hasta regresar a su primer amor: la escritura. En 2019 publicó Rojo, blanco y sangre azul, novela que cuenta la historia de Alex, hijo de la presidenta de los Estados Unidos, y Henry, hijo de la reina de Inglaterra. Las recomendaciones que miles de jóvenes hicieron en TikTok de este amor imposible lo convirtieron en bestseller en diferentes latitudes y en obra de referencia para esta generación lectora.

En 2021 llegó Una última parada, segunda novela de la autora, un romance con toques de ciencia ficción en el que August y Jane, dos chicas de diferentes épocas, se encuentran en un vagón del metro para descubrir que hay muchas cosas por descubrir la una de la otra, así como de ellas mismas. Y sí, este título también se ubicó dentro de las listas de más vendidos en varios países del mundo.

Esta escritora busca con sus obras mostrar que no importa la orientación sexual o identidad de género, pues existir, ser y amar son oportunidades universales y nadie debería juzgarnos o cuestionarnos por ello. Asimismo, el desarrollo de sus personajes no es unidimensional, pues los explora desde sus miedos, dudas, sueños, relaciones, aciertos y errores. Cada cual, como nos pasa a ustedes y a mí, está en una definición constante de su identidad y es muy positivo que los y las jóvenes se encuentren de alguna manera en estas historias, que vean reflejadas a las personas que están a su alrededor en lo que están leyendo y sientan como normal lo que es normal.

Otro punto magnífico en este par de novelas es que los entornos en los que sus protagonistas habitan están llenos de diversidad, así como ocurre en la cotidianidad de cualquiera. Y aquí hay que entender la diversidad no solo desde lo sexual o de género, sino también desde lo étnico, lo racial y lo cultural.

Fan art de Rojo, blanco y sangre azul

Y con relación a esto último hay otro triunfo que se ha ido gestando lentamente: representar no solamente a la G, sino a todas las demás partes de la población. Hasta los años 90 era común que la amplia mayoría de protagonistas de novelas con representación queer fueran hombres blancos gais. Sin embargo, las narrativas han empezado a llenarse de vidas lésbicas, trans, negras, migrantes, bisexuales, demisexuales, pansexuales, no binarias y demás.

Ver este panorama es un indicio del presente que nos toca, de la apertura que se está dando a la hora de hablar de temas vedados durante mucho tiempo, de la relevancia que conceptos como empatía están cobrando y del hecho que el miedo ya no es el que manda la parada en todas las conversaciones. Falta muchísimo trabajo por hacer, pero hay que valorar cada paso que se ha dado.

Fan art de La última parada

No hay que olvidar obras pioneras como I’ll get there de John Donovan, Un beso de Dick de Fernando Molano (reeditada recientemente por Seix Barral) o Annie on my mind de Nancy Garden (traducida al español por la editorial española Kakao Books, especializada en obras con perspectiva de género y LGBTIQ+ para jóvenes). Hay que recordarlas por que abrieron el camino que libros contemporáneos como Yo, Simon, Homo Sapiens, Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo, Al final mueren los dos, Dos chicos besándose o Las ventajas de ser invisible siguen construyendo para quienes apenas comienzan la ruta y para quienes la habitarán en el futuro. Hay que celebrar estas historias y su impacto en las juventudes a las que han abrazado, en las vidas que han acompañado y en las existencias que se han visto reflejadas en ellas.

No saben lo bonito que se siente entrar a una librería y ver que el amor, la diversidad y la inclusión siguen tomando un espacio que no debemos dejar que se pierda. Porque la diferencia es un punto en común, porque existimos y nuestras historias merecen ser contadas, porque hay lugar para todas y todos y porque la lucha por nuestros derechos no puede detenerse.

Foto tomada de la Fanpage de Barnes & Noble 

Cierro este texto con una frase que deja Casey McQuiston en los agradecimientos de su libro Rojo, blanco y sangre azul, el cual considero que debería quedar en la mente de todos y todas, pues si hay algo que debemos empezar a ser para las demás personas es lugares seguros: “A todas las personas que anden buscando un lugar al que pertenecer y que por casualidad cojan este libro: espero que hayan encontrado ese lugar aquí, aunque solo sea durante unas pocas páginas. Alguien les ama. Este libro lo he escrito para ustedes”.

Comentarios

  1. ¡Hoooola!

    Pues no he leído ninguno de los títulos de la autora, aunque es cierto que el de Red & Blue se ha hecho muuuy famoso, sin duda veré la adaptación ;D
    Cada vez encontramos más representación y diversidad en los libros y eso es genial, olé por estos autores que ayudan al cambio ^^

    ¡besotes!

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