Mi tiempo con Paloma Sánchez-Garnica

Abogada e historiadora, Paloma Sánchez-Garnica llegó a la escritura por coincidencias de la vida y allí se instaló. Ahora, esta española es una de las voces a tener en cuenta cuando de novela histórica se habla en hispanoamérica.

La sospecha de Sofía la ha llevado por rincones de nuestro continente que no había explorado, incluyendo Colombia. En esta visita tuve la oportunidad de hablar con ella y aquí les dejo el resultado...


¿Cómo manejas el jetlag?

Creo que lo llevo bien. Estoy un poco descolocada porque a la hora en que duermo en mi casa, aquí en Colombia estoy trabajando como si nada. Lo he manejado muy bien gracias a unas infusiones de frutas que me dan aquí en el hotel y que descubrí gracias a las chicas de prensa de la editorial.

¿Quién es Paloma Sánchez-Garnica?

Una mujer que escribe, que lee mucho y que intenta hacer feliz a los más cercanos a ella.

Paloma, ¿en qué momento te sentaste y decidiste empezar a escribir y a vivir todo lo que representa este ejercicio?

Yo he sido lectora voraz desde que tengo uso de razón. Me recuerdo siempre como lectora. Empecé a escribir bastante tarde, a los 43 años. Siempre he tenido muchas inquietudes y en esa búsqueda de respuestas estudié derecho e historia, me casé, tuve dos hijos, una oposición a registros y en el 2003, con mis hijos ya viviendo fuera de casa, un amigo me dijo que para que a uno lo recuerden hay que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Ya había plantado un árbol. Ya había tenido dos hijos. Y en ese momento le dije a mi esposo “voy a escribir una novela”. Ese fue el primer momento en el que pensé en escribir.

He leído mucho y siempre he sido muy consciente de que las librerías y las bibliotecas son lugares fascinantes, pero lo de escribir nunca se me había pasado por la cabeza.

Nunca ejercí como historiadora, sí como abogada e incluso me gustaba mucho montar las demandas, pero más allá de eso no. Colgué la toga y no me arrepiento de ello. Creo que la vida me obligó primero a formarme como persona que formarme como alguien que escribe.  Estoy segura de que, si me hubiera animado a escribir mucho antes, con lo impaciente que soy, hubiera sido todo un fracaso y no habría conseguido que esto se convirtiera en un oficio, en un estilo de vida.

Tomada de ABC

Dicen por ahí que todo llega a su tiempo y creo que contigo eso aplica a la perfección.

Totalmente. Mis inquietudes me han impulsado a hacer cosas que la gente diría “oye, eres abogada, tienes dos niños”, pero siempre quise buscar mi lugar en el mundo y lo encontré. Con mi primera novela fui extremadamente feliz, con la segunda también y ya vamos por la séptima. De aquí no me muevo. Mi mundo es la literatura.

¿De qué va La sospecha de Sofía?

Bueno, pues de la historia se puede contar muy poco porque se pueden hacer spoilers y yo creo que todos los lectores tienen derecho a entrar inocentes a la lectura y poder sorprenderse. Puedo decir que es una historia muy humana sobre cómo afecta la situación política y social de un país a las personas, de tal forma que les condiciona y les constriñe a la hora de elegir su destino. Es una historia en que los personajes transitan una época que, para mí, es muy interesante porque se producen muchos cambios y es la que va desde finales de los 60 hasta unas semanas después de la caída del muro de Berlín. Ellos se mueven por tres escenarios muy diferentes: el Madrid franquista, el comunismo en la República Democrática Alemana y el París revolucionario de mayo del 68. 

Es una novela de espías, de intriga, de amor, de desamor, de traiciones y un poquito de suspenso.


Aunque nunca ejerciste, ¿qué rol jugó tu profesión de historiadora a la hora de escribir esta novela?

Todo vale en la vida. Lo que escribo es producto de todas las lecturas que he hecho, lo que he vivido, mis experiencias personales, mis recuerdos y cómo los he almacenado en mi memoria.

La documentación para escribir este libro fue gracias a la lectura de novelas y de autores que escribieron sobre la época, de ensayos, diarios y todo lo que he encontrado respecto a ese momento de la historia. También he encontrado películas que me han inspirado como La vida de los otros de Florian Henckel, la cual fue fundamental para entender el agobio que sintió la sociedad en esa Berlín del muro. Otra película significativa es The dreamers de Bernardo Bertolucci que me ayudó a entender un poco la locura de mayo del 68. Y también hubo una experiencia personal que me ayudó mucho al escribir esta novela, pues hace 30 años, 40 días antes de la caída muro de Berlín, llegué a esa ciudad en mi coche, lo dejé en un parqueadero, tomé el metro y pasé de la Berlín occidental vanguardista, llena de luz y de vida, a la otra Berlín, la que estaba detenida en el tiempo, una ciudad lenta y gris. Fue como si nunca hubiesen salido de la posguerra. Desde ahí Berlín se convirtió en una ciudad a seguir. He vuelto un par de veces y he transitado todos los escenarios por los que transitan mis personajes. He hablado con mujeres que vivieron en la época de la República Democrática Alemana. He hablado con expresidiarios de la Stasi.

La documentación es experiencia, lectura, ver películas y tratar de introducirte en la época que estás estudiando para entender la mentalidad de quienes vivieron en esa época.

Esta obra muestra un mundo bien complicado para las mujeres. Social y familiarmente viven en un entorno muy machista. ¿Crees que esto ha cambiado en algo? ¿Qué opinas de los movimientos feministas y de la lucha incansable de las mujeres para hacer valer sus derechos?

Menos mal que esa lucha se está dando. Todo ha cambiado muchísimo.

Yo escribo para aprender y con La sospecha de Sofía he aprendido muchísimo. Nací en 1962, nací en el tardofranquismo, un mundo patriarcal y totalmente machista en el que las mujeres necesitaban autorización para hacer cualquier cosa.

Conocí a una mujer que vivió en la época de la República Democrática Alemana y me contó que había igualdad entre hombres y mujeres. Todas las mujeres tenían las mismas oportunidades para acceder a la educación o para encontrar trabajo. Sin embargo, ella decía que detrás de la propaganda de igualdad, cuando llegaban a casa, eran las mujeres quienes tenían que hacerlo todo. Mientras ellas lavaban, planchaban, ordenaban y cocinaban, ellos se sentaban en el sillón a descansar o se iban a hablar con los amigos. Ella me dijo algo que me dejó muy impactada: ¿es más importante la libertad que la igualdad? Porque ella tenía igualdad, pero no tenía libertad.

Yo he vivido 29 años en un país en democracia y prefiero la libertad como camino para conseguir la igualdad. Esto me llevó a entender que es mejor una democracia imperfecta que una dictadura perfecta.



Las mujeres hemos evolucionado muchísimo. Las leyes igualitarias se están dando, pero la mentalidad no va al mismo ritmo. Vamos poco a poco con eso. Lo que hemos conseguido es muy importante. Nos ha costado mucho y es necesario entenderlo y protegerlo.

Creo que es fundamental ver lo que está pasando con las generaciones actuales, porque pueden llegar a pensar que todas las libertades y derechos que tienen no fueron producto del trabajo y el sacrificio. Podemos perder todo en un instante. Creo que esa es la labor que tengo como escritora. La literatura puede hacerte entender la sociedad en la que estás y darte más herramientas para enfrentar el futuro.

El feminismo tiene que ser muy fuerte y muy constante.

Aquí en Colombia estamos viviendo todo esto y hay algo de lo que hablas que me parece muy importante y es la necesidad de memoria histórica para que se tenga conciencia de que el mundo que esta ahora, con sus libertades y derechos, no se logró de la noche a la mañana.

Es importantísimo esto porque si no sabemos defender lo que hemos alcanzado, nos lo pueden quitar en cuestión de segundos.

La sospecha de Sofía tiene una banda sonora. Hablemos de eso.

Mi hijo menor es piloto, pero ama la música, la lleva en las venas. Hace tres años se compró un piano y, cuando empecé a escribir esta novela, me dijo que me iba a regalar una banda sonora. Yo le contaba pocas cosas sobre la historia porque al único que le cuento mucho sobre el proceso es a mi esposo (risas), y eso le sirvió a la perfección para captar la esencia de la historia. Es una banda sonora muy sentida.

¿Los escritores son tan solitarios y ermitaños como se piensa?

Somos raros (risas).


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