Reseña: No te calles - Benito Taibo, Fa Orozco, Javier Ruescas, Sara Fratini, Chris Pueyo y Andrea Compton


Todos los días me ponía el uniforme, iba a donde mi mamá para que me peinara, y luego desayunaba y corría al baño a lavarme los dientes. En la mesa del comedor siempre estaban la maleta y la lonchera de “Aventuras en pañales” esperando para que me las colgara al hombro y saliera a montarme en la bicicleta en la que mi papá me llevaba al colegio. Las clases y los descansos eran momentos llenos de tranquilidad, diversión y respeto. Todos los que estábamos en ese grupo éramos y somos personas diferentes, pero eso no parecía importar mucho.

Quinto de primaria terminó y mis papás tuvieron buscarme otro colegio para cursar el bachillerato. Cuando entré a ese nuevo espacio el miedo era mi denominador común. A donde quiera que miraba todo mundo me observaba como si fuera un bicho raro. Ser bajito, orejón e inteligente no había sido un motivo para sentirme mal o para que otros me juzgaran, pero desde ese momento las cosas fueron a otro precio para mí y para muchos más.

Tomada de MudoTkm.com

No puedo decir que era la persona a la que más bullying le hacían en el colegio ni que los años que pasé allí fueron un infierno (porque no fue así, disfruté mucho esa etapa, a pesar de todo), pero ante el acoso esporádico encontré una solución terrible y de la que me arrepiento como no imaginan. Las palabras feo, tonto, lento, bruto y un sinnúmero más entraron a mi vocabulario. Para olvidarme de las burlas que me llegaban busque otros a los cuales poder lanzárselas. En lugar de hallar una solución preferí hacer parte del problema.

Pero con el tiempo y la llegada a nuevos escenarios empecé a ver el mundo de otra manera, a entender que nadie tiene derecho a pisotear la dignidad de quienes lo rodean, a comprender que el mundo es demasiado grande y que tiene un espacio para cada uno de nosotros, y a hacer como lema de mi vida que las diferencias no deben ser un motivo para llenarnos de odio sino para enriquecer la sana convivencia por la cual todos deberíamos apostar.

El bullying no es un juego.

La literatura tuvo mucho que ver en ese cambio que di en mi vida. Al empezar a reconocerme en otras vidas, al entender lo que motivaba a los demás a tomar una u otra decisión, y al conocer las consecuencias que la exclusión y el matoneo pueden causar en una persona, fui consciente de que no podía silenciar a los demás, sino que debía darles voz.

Ese es uno de los poderes que tienen los libros: hacerte calzar pares de zapatos que jamás pensaste usar. En una página puedes acompañar a una chica que confió en quien no debía, a un par de muchachos que son juzgados por su forma de vestir o su orientación sexual, a dos jóvenes que son relegados por tener gustos que otros consideran raros, a un pequeño cuyo color de piel y creencias no son los de la mayoría, a una mujer que fue víctima de la violencia consensuada de un sistema perverso, o a un ser humano que es aminorado por tener menos recursos económicos que otro. Esas son las puertas que se abren cuando tomas en tus manos la suma de relatos que es “No te calles”.


Al leer las historias de Inés, Marina, Chris, Adrián, Ester, Canek, Victoria, Dina y Rosalba confirmé que la sociedad de la que hacemos parte está llena de injusticia e inequidad, de odio e indiferencia, pero que lo peor que podemos hacer ante ello es apartarnos y quedarnos callados. Las vivencias que narran Andrea Compton, Chris Pueyo, Javier Ruescas, Benito Taibo, Fa Orozco y Sara Fratini corresponden al día a día de muchas personas alrededor del mundo, a la invisibilidad a la que millones son sometidos, al suplicio constante que se convierte en la vida de tantos.

Seguramente en la lectura encontremos unos relatos mejores que otros, algunas palabras con mayor contundencia, ciertas historias que nos pueden parecer más cercanas, o mensajes mucho más potentes e inspiradores. A mí me pasó eso con lo incómodamente cotidiano de las imágenes que me regaló Sara Fratini, con la maravillosa sensibilidad que tuvo Benito Taibo para hacer de una realidad tan dura un relato increíblemente bello y tan lleno de raíces, y con la capacidad de Chris Pueyo para hacernos parte de su intimidad. Sin embargo, eso no le quita merito en absoluto a lo que es este libro y lo que puede llegar a lograr en quienes lo lean.

Fa Orozco y Benito Taibo en la presentación del libro en México.

Otro recordatorio importante que significó esta obra es que no es necesario ser para defender; que puede que algo no nos esté ocurriendo a nosotros, pero que ese no es motivo para ser permisivos con la discriminación de cualquier tipo; todos somos agentes de cambio.

“No te calles” es un llamado de atención ante el rol permisivo que está asumiendo nuestra sociedad frente ante los actos de violencia que se presentan a diario en nuestra cotidianidad, una suma de voces con mucha resonancia que buscan crear conciencia sobre una de las problemáticas que más aqueja a las nuevas generaciones. Ojalá nunca olvidemos que todos tenemos derecho a ser lo que queramos ser, siempre y cuando no pasemos por encima de los demás. Ojalá algún día entendamos lo valioso que es el significado de la palabra convivencia.

Hey, Sara Fratini, soy tu fan.


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