Reseña: Huida a Canadá - Barbara Smucker
A pesar del tiempo, hay historias que pueden seguir analizándose para entender muchas cosas del presente. «Huida a Canadá» de la escritora canadiense Barbara Smucker, reconocida por sus obras infantiles y juveniles, es una de esas, y su lectura resulta recomendable en un mundo en donde el racismo, la xenofobia y la discriminación de clases sociales sigue latente (un ejemplo claro es lo que está ocurriendo en materia migratoria en Estados Unidos).
Julilly es la protagonista de este libro. Tiene doce años, crece más rápido que las demás chicas y vive con Mamá Sally en una plantación en Virginia en donde ambas son esclavas de Massa Hensen (Massa era la forma de referirse al "amo" por parte de personas esclavizadas en el sur de Estados Unidos), un hombre que, según otros propietarios de esclavos, es demasiado blando. Todo empeora para ellas cuando llega un comerciante de esclavos del sur, un sujeto gordo que compra a Julilly y a otros más para ser llevados a Mississippi. Antes de separarse, Mamá Sally le dice que no olvide la tierra de la que han hablado, en donde no se permiten esclavos y a la que ellas llegarán algún día: Canadá.
En el carro que la transporta, va acompañada de Willie Brown, un bebé que le fue arrebatado a su madre; y del fuerte Ben, el amable Adam y del valiente Lester. A ellos los obligan a ir caminando con las piernas atadas hasta su destino.
Después de unos días, llegan a la plantación Riley, lugar en donde Sims, el sujeto gordo, es el capataz de los esclavos. Por su altura, Julilly es acomodada en la cabaña de los adultos, en donde conoce a Liza, una chica con horribles cicatrices en sus piernas y en su cara, causadas por azotes que recibió al tratar de escapar.
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Barbara Smucker |
En la plantación Riley los niños son alimentados como animales, los castigos a los esclavos son fuertes y las jornadas de trabajo para las chicas son extenuantes. Sin embargo, Julilly se mantiene en pie gracias al recuerdo de su madre y la esperanza naciente que deja el relato de Liza sobre el Ferrocarril Subterráneo, una red secreta de apoyo a esclavos fugitivos. Además, intenta cuidar como puede a los niños y niñas del lugar.
La oportunidad de escapar llega cuando conocen al doctor Alexander Ross (personaje que existió en la vida real), un ornitólogo y abolicionista canadiense que se hace pasar por científico para ayudar a los esclavos a huir. Julilly y Liza, junto con otros del grupo, son recomendadas por Lester por su fuerza y sus ganas de escapar, por lo que Ross les contacta una noche. "Estoy convencido de que la esclavitud humana es algo tan monstruoso que cualquier medida que se tome para liberar al mayor número de esclavos, siempre estará justificada... Me han llamado Ladrón de Negros y en la ciudad de Tennessee colgaron un letrero en el que se ofrecían 1200 dólares por la captura del maldito abolicionista. Ese era yo... Corren un gran peligro al querer escapar de la esclavitud. No va a ser fácil. Ni siquiera será fácil cuando estén en Canadá... Se necesita coraje, determinación y mucha astucia". Además de lo anterior, les da las indicaciones sobre el plan de fuga, uno en el que deberán esconderse de cazadores de esclavos, cruzar bosques y montañas y sobrevivir a las inclemencias de la naturaleza, pero en donde también encontrarán aliados dispuestos a apoyarlos.
Esta novela, ganadora del Premio del Consejo de Literatura Infantil y Juvenil de Canadá, es un relato duro y conmovedor sobre la esperanza y la resistencia, lo que se ve especialmente con Julilly y Liza y su deseo de libertad. Además, habla sobre la pérdida, las infancias que no se desarrollan, la migración forzada, la trata de personas, la discriminación, el trabajo en equipo y la solidaridad.
Si bien la esclavitud atraviesa todo el libro, se muestran sus horrores y se esboza el modo en que violenta la integridad de sus víctimas, las deshumaniza y destruye sus familias, hay que mencionar que da una imagen suavizada del tema. Puede deberse al imaginario de que hablar de esclavitud en toda regla es pesado o traumático para niños, niñas y adolescentes, pero es necesario trabajar escenarios que representen en mayor medida la realidad y no generen distorsiones sobre ella. Esto no quiere decir que la lectura del texto deje de ser importante, sino que debe contar con acompañamiento para propender a una visión más crítica del asunto y mostrar un contexto histórico que, aunque cruel, esté más apegado a los hechos. A pesar del tiempo, hay historias que pueden seguir analizándose para entender muchas cosas del presente, pero también el tiempo nos da la posibilidad de ver las historias desde otras perspectivas.
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