Reseña: Rojo, blanco y sangre azul - Casey McQuiston
Este es uno de los mayores fenómenos editoriales de los últimos años, convirtiéndose en la lectura de cabecera de millones de personas alrededor de todo el mundo. Gracias a esto, la obra fue galardonada en 2019 en los Goodreads Choice Awards como Mejor novela romántica y Mejor novela debut.
Aquí encontramos la historia de un par de jóvenes pertenecientes
a dos de las familias más poderosas del planeta. El primero es Alex, el hijo de
la presidenta de los Estados Unidos y uno de elementos de marketing más
importantes de la Casa Blanca (algo en lo que él está de acuerdo). El segundo
es Henry, uno de los hijos de la reina de Inglaterra. Alex no soporta a Henry pues
lo ve falso, estirado y prepotente, además de que no comparte muchos de los ideales
de la corona británica. Y del otro lado el asunto no es diferente.
Te interesa: Casey McQuiston, una voz por la diversidad
Por temas de protocolo, Alex y su familia son invitados al
matrimonio del hermano mayor de Henry, celebración que será el escenario de un bochornoso
altercado que servirá de material a la prensa sensacionalista para decir que
entre ellos no hay una buena relación, lo que podría desestabilizar los lazos entre
estas dos naciones. Para contener la crisis, los equipos de ambos acuerdan que
Alex y Henry deberán compartir un fin de semana para vender la imagen de que
son buenos amigos, tiempo que los llevará a conocerse de verdad y descubrir que
hay sentimientos contra los que es imposible luchar.
Casey McQuiston ha escrito una de esas novelas que fácilmente
pueden convertirse en un lugar seguro para quien la lea pues ofrece una mirada optimista
sobre las relaciones, el amor y el futuro, así como una buena dosis de risas.
Los protagonistas crecen en ambientes muy restrictivos
debido a las apariencias que históricamente se ha dicho que deben guardarse, lo
que nos permite como lectores acompañarlos en su camino para entender que no
está mal que te guste alguien del mismo sexo y que el amor es algo para
celebrar y no para esconder. De igual manera, el entorno en que se mueven
permite reflexionar sobre el peso que tienen las palabras y los juicios de los
demás sobre lo que somos, lo que callamos y las elecciones que tomamos. No es
fácil aceptarnos cuando todo a nuestro alrededor nos dice que estamos mal, que
no somos normales y que la forma correcta de vivir es diferente a la que
queremos.
Lo anterior hace que «Rojo, blanco y sangre azul»
sirva de espejo para que el público adolescente se vea representado y encuentre
referentes en los cuales verse reflejado, no solo desde el tema de género sino
también desde lo racial.
En relación con esto, el libro guarda una intención de
esperanza sobre el mañana que se conecta directamente con las luchas que las
nuevas generaciones han venido dando para construir una sociedad más justa e
incluyente, en donde todos y todas tengamos espacio. Alex y Henry imaginan un
mundo diferente y quieren aprovechar su posición para hacer los cambios
necesarios para lograrlo, hecho que puede resultar en un ejercicio inspirador
para muchas personas.
El romance es el principal ingrediente en esta historia y
resulta encantador ver la manera en que los protagonistas interactúan, cómo se
van entendiendo y la forma en que lo que sienten el uno por el otro va permitiendo
que se reconozcan de manera distinta y que descubran su identidad. La novela tiene
situaciones y conversaciones que pueden parecer demasiado cursis, ridículas e
inverosímiles, pero que funcionan a la perfección para que la trama se
desarrolle y genere lo que tiene que generar. Además, el libro hace parte de la
categoría New adult, por lo que contiene escenas sexuales explícitas (aunque
no tanto).
La autora menciona en los agradecimientos que la idea de la
novela surgió en 2016, año en que Donald Trump resultó electo presidente de los
Estados Unidos. Es notorio que este hecho fue primordial para que la política
jugara un lugar importante dentro de la obra pues en un periodo lleno de
opresión, McQuiston encontró el motor para pensar en algo distinto y ofrecer en
su historia “una chispa de alegría y esperanza”. La madre de Alex, una
mujer con ascendencia mexicana, está inmersa en la búsqueda de la relección y eso
da a la obra la posibilidad de mostrar todos los manejos, traiciones, noticias
falsas y estrategias que pueden surgir en una contienda en la que tanto está en
juego. Aunque este factor es uno al que muchos de los lectores no le tienen
especial cariño, es valioso que desde la literatura se invite a los más jóvenes
a ser políticamente activos y a entender el sistema del que hacen parte.
Me gusta la inclusión de esto como telón de fondo y el modo en
que permite poner sobre la mesa asuntos como la discriminación racial o sexual,
pero es clarísimo que todo se toca de manera muy superficial y que se evade lo
realista para hacer que el optimismo sea el que brille, olvidando lo problemático
e irrespetuoso que resulta banalizar temas trascendentales. Por ejemplo, la
novela parece asumir que todo es blanco o negro y que en el sistema hay buenos
y malos sin matices (los demócratas se pintan como héroes intachables). Y sí, aquí
lo importante es el amor entre Alex y Henry, pero hay que ser muy cuidadosos al
abordar ciertas problemáticas, situaciones y realidades.
Y pensar que así comenzó todo entre Alex y Henry... |
«Rojo, blanco y sangre azul» es una comedia romántica
entretenida, tierna y divertida. Una obra que exalta todo lo que el amor puede
darnos y su capacidad para hacernos ir más allá de lo que alguna vez
imaginamos. Perfecta para pasar un buen rato.
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