"Lo más triste de todo es que los gobernantes no están invirtiendo en cultura y no la ven como una prioridad simplemente porque no da votos". Una entrevista con Afonso Cruz

La primera vez que leí al escritor portugués Afonso Cruz supe que me había topado con algo increíble, una mezcla sobresaliente entre la poesía y la metáfora, un recorrido espléndido por el sentido de la vida, el valor de la escritura y la utopía misma. No importa si es con un niño exigiendo sus derechos, un padre perdido entre las páginas de un libro, un hombre redescubriendo el amor, un diccionario particularmente revelador o un pájaro de mil capas, la literatura de este hombre es contemplativa, cruda, simbólica e inolvidable.

Gracias a mi amiga Camila Melo tuve el placer de sentarme a conversar con este caballero y aquí les dejo el resultado...


Excelente escritor, excelente poeta, excelente músico, excelente fotógrafo, excelente director de cine, excelente ilustrador, excelente productor de cerveza… ¿En qué es malo Afonso Cruz?

No sé bailar, por ejemplo. Soy terrible jajaja. No bailo nada. Hubo un escritor, cuyo nombre no recuerdo, que dijo que escribía porque no sabía bailar. Es un poco eso.

Hablemos de Vamos a comprar un poeta.

La historia se desarrolla en una sociedad que solo piensa en números y en lucro, muy parecida a la sociedad en la que vivimos. En dicha sociedad se pueden comprar personas, lo cual no dista demasiado de la nuestra, pues es solo con pensar en la esclavitud o la corrupción que podemos encontrar similitudes.

La idea de esta novela surgió de un hecho en el siglo XVII en el que hubo una moda entre las familias ricas en Inglaterra que consistía en traer a sabios desde la India para que se encargaran de la iluminación de los visitantes a sus mansiones e imaginé que, si se podía hacer eso, no era nada descabellado pensar en comprar un poeta.

El desprestigio de las artes es una realidad. El ejercicio del artista ha venido perdiendo valor para la sociedad y eso es por la ignorancia. Y lo peor de la ignorancia es que no permite que te des cuenta de lo importante que es salir de la ignorancia. Pascal definió este problema muy bien al decir que el cojo sabe que es cojo, pero el bruto no sabe que es bruto porque no es capaz de percibirlo.

Creo que existen tres clases de personas: las primeras son las que reconocen lo importante que es el arte en el desarrollo de una sociedad; las segundas son las que saben el valor que tiene el arte y ven en ello una amenaza para su status, y esos son los que queman libros u obras de arte, los que tratan de que la gran mayoría no pueda acceder al arte; y las terceras son las que no entienden la importancia del arte. Lo más triste de todo es que los gobernantes no están invirtiendo en cultura y no la ven como una prioridad simplemente porque no da votos.


Hoy quiero contratar a Afonso Cruz como mi personal shopper, así que nos vamos ya mismo a un centro comercial a comprar un poeta. ¿Qué tendría él en cuenta para elegirlo?

No sé qué tendría en cuenta jajaja. El poeta del libro es un cliché de lo que la gente se imagina que es un poeta, pero los poetas no tienen características estandarizadas. Un poeta puede usar corbata, puede estar tatuado, puede escribir de una manera o de otra, puede ser lírico o descriptivo. Un poeta puede ser todo. No hay una característica única.

Leyendo Vamos a comprar un poeta recordé Momo de Michael Ende por el tratamiento que se da al valor del tiempo y al modo en que lo usamos. ¿Qué es el tiempo para ti?

Probablemente esta es la pregunta más complicada que me han hecho. Si yo pudiera definir el tiempo podría definirlo todo. Es algo muy complejo.

Un escritor de ciencia ficción definía el tiempo como aquello que permite que todas las cosas no pasen al mismo tiempo, porque si no hay tiempo todo ocurriría en el mismo instante. Esta definición me encanta.

El tiempo es una relación erótica con el universo porque deja que todo se vaya desnudando poco a poco, a su debido tiempo.

Algo de la obra de Afonso Cruz.

No sé si sea cosa de la edad, pero siento que, con el paso del tiempo, las conexiones que establecemos y los lazos que creamos son más efímeras que antes en muchas ocasiones.

El modo en que se mueve el mundo actual ha hecho que las personas crean que necesitan todo con mayor urgencia, que pasen el día entero en el trabajo y descuiden otros escenarios de su vida. Es muy normal ver padres que no pasan tiempo con sus hijos, por ejemplo.

Yo vivo en un pueblo y allí hay un tipo de árbol que se demora 50 años en dar fruto, y todos en el lugar sabemos eso y esperamos sin problema. Si tú ves casas antiguas te das cuenta de que fueron construidas para durar, son estructuras bellas y diferentes unas de otras, cada una con toques y decoraciones únicos, pero ahora eso casi no pasa y por ello todos los edificios se parecen unos a otros.

Guardo una foto de mi abuelo frente a su casa, en la que él aparece con su bigote peinado con cera, su traje elegante y sus amigos. Esa foto fue tomada con una cámara que él compró y le duró hasta el fin de sus días y siempre sirvió de buena manera. Pero ahora las cosas son construidas de otro modo y el avance de la tecnología hace que nuestra forma de consumo sea más rápida. Compras una cámara y a los dos o tres años tienes que comprar otra porque la tecnología es obsoleta o porque el almacenamiento es insuficiente. Esto tiene una relación directa con la sociedad de consumo en la que vivimos, porque esta se sostiene si hay compradores. Para que la gente consuma y consuma se necesita que las cosas sean efímeras, porque el dinero no circula si las cosas son duraderas. El mundo está lleno de basura y de productos desechables.

Yo tengo un carro y su kilometraje va en 600.000. Creo que merezco un premio por ello jajaja.

¿Es lo mismo el crecimiento que la prosperidad?

Estos dos conceptos son parte importante de Vamos a comprar un poeta. La prosperidad no tiene nada que ver con el crecimiento. Yo puedo ser cada vez más próspero sin necesidad de crecer. Yo puedo tener cada vez mejores cosas sin necesidad de tener más cosas.

Si escuchas los discursos de los políticos siempre se habla de crecimiento. Esto demuestra que vivimos una crisis terrible. Los recursos son finitos y no podemos pensar en acumular y tener más y más cosas de manera indiscriminada. Hay que ver lo valioso de vivir al máximo y no vivir millones de experiencias sin disfrutarlas.

¿Cómo ves la relación entre las nuevas tecnologías y la comunicación?

Es una situación un poco contradictoria porque ahora nos comunicamos más que nunca. Vivimos hablando con otras personas a toda hora. Es por esto por lo que los momentos de conversación han perdido valor, porque ya no son extraordinarios.

Pero también hay que tener en cuenta que las formas de comunicación que han surgido permitieron que muchos adquirieran una voz, que personas que antes se sentían solas encontraran compañía. Eso también es muy importante porque ha democratizado el ejercicio social.

Cuando me hablan de “hoy en día” siempre entro en conflicto porque siento que hay una miopía histórica que impide analizar las cosas de un modo óptimo y no deja que nos demos cuenta de que ahora todo es mejor, que hay más cultura, más medicamentos. Entiendo que esos “hoy en día” se producen porque queremos que todo pase más rápido, pero poco a poco vamos mejorando. Soy muy optimista al respecto.

¿Por qué es necesario darle el lugar que se merece al arte y la cultura?

El arte siempre ha estado con la humanidad. El arte nos ayuda a conocernos, a desarrollarnos, a explorarnos de modos y formas increíbles. El arte es parte de lo que somos, una parte que no podemos dejar perder.

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