Reseña: Una hora de fervor - Muriel Barbery

En la década de los setenta, un marchante de arte de Kioto llamado Haru se enamora de Maud, una francesa que queda embarazada de él, pero que lo amenaza con suicidarse si decide acercarse a su hija Rose.

La necesidad de saber más sobre su primogénita lleva a Haru a contratar a un investigador privado en Francia, quien año tras año le permite verla crecer a través de fotografías e información que alimentan sus ganas de hacerla parte de su vida.

Muriel Barbery, filósofa y escritora francesa, se hizo mundialmente famosa con la publicación de su novela «La elegancia del erizo». En 2021, llegó a librerías «Una rosa sola», la cual presentaba a la mencionada Rose, una mujer de cuarenta años que visita Japón por primera vez para la lectura del testamento de su fallecido padre, un hombre a quien nunca conoció. Ahora, la autora regresa en compañía de «Una hora de fervor», una especie de precuela de esta historia, en donde Haru nos muestra su vida a través del arte, la amistad y los vacíos provocados por no haber podido estar al lado de su hija.

Uno de los elementos que más destaca en esta novela es la manera en que los paisajes y la cultura japonesa convierten el paso de los capítulos en una experiencia inmersiva y contemplativa, casi tan vivencial como la que seguro vivió Barbery durante sus años de residencia en Kioto. Sin embargo, el libro llega a su punto más alto gracias a la forma en que desarrolla los lazos y las relaciones que se tejen entre sus personajes, y a la representación que da al valor que tienen los amigos en la vida de cualquier ser humano. Dentro de la intranquilidad que acompaña a Haru, siempre están esas personas que se erigen como el pilar de su existencia, el sostén que reclaman su zozobra y su soledad.

A la vez, estamos ante una bella narración sobre el amor que a veces no podemos dar, frente a esos deseos que marcan el camino y que, por una u otra razón, no pueden hacerse tangibles. Y ese amor tiene su génesis en el mismo Haru, un hombre que ha dedicado sus años a crear una vida como siempre la quiso, exitosa, tranquila y con mucho arte, aunque con inquietudes que nunca ha podido abandonar y que no hacen sino engrandecerse ante la certeza de una hija a la que no conocerá y con quien no podrá compartir sus raíces. 

Barbery nos regala de nueva cuenta una novela sencilla, delicada y que reafirma su poder a la hora de crear historias que perduran y de narrar esas tragedias cotidianas que definen lo que somos.

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