Reseña: La ciudad y sus muros inciertos - Haruki Murakami
«La muerte del comendador» se publicó hace ya varios años, mismo tiempo que los lectores de Haruki Murakami llevan esperando por volver a leer una de sus novelas. «La ciudad y sus muros inciertos» marca el regreso de uno de los autores más importantes de los últimos años, ganador de premios como el Noma, el Tanizaki, el Yomiuri, el Franz Kafka, el Jerusalem Prize o el Hans Christian Andersen.
Esta obra tuvo su génesis en 1980, cuando Murakami
publicara en la revista literaria Bungakukai una novela corta
con el mismo nombre, a la que volvía de manera recurrente porque no podía
sacarse su título de la cabeza. Ese fue el punto de partida para lo que hoy son
576 páginas que siguen la historia de un joven que conoce a una chica durante
una ceremonia y se enamora de ella sin saber que está a punto de desaparecer de
su vida.
Los protagonistas de este libro no tienen nombre. Durante
los primeros días juntos, ella le habló de una ciudad detrás de los muros en la
que sentía podía ser quien realmente era. El chico (ahora convertido en un
hombre de 45 años) logra ir a ese lugar especial y reencontrarse con ella
(quien sigue siendo una adolescente), luego de décadas en las que lo único que
los conectaba era una carta de despedida y las remembranzas de lo que fue.
Si son lectores de Murakami, quizás el concepto de la ciudad
amurallada les parezca conocido, y es que él ya había visitado una similar en «El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas».
En esta nueva obra, llena de ensoñaciones, fantasmas, unicornios, recuerdos, sombras que se separan de sus dueños y muchos símbolos que marcan un legado narrativo, el autor reflexiona sobre el ser, la conciencia y la imaginación, mientras construye una historia pausada, contemplativa y abierta a interpretaciones. Murakami en estado puro.
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