Reseña: Zoro - Jairo Anibal Niño
Mientras iban en sus barcas en busca de un lugar mejor para habitar, un grupo de indígenas es atacado por hombres armados y debe huir para salvarse. Pero en una de las naves quedó Zoro, un niño que se verá inmerso en una travesía por la selva para encontrar a su tribu, ruta en la que le acompañará el pájaro tente, su fiel compañero.
A medida que sigue su camino, Zoro se topará una serie de
animales con características inusuales para lo que conocemos en nuestra
cotidianidad. Por ejemplo, un tigre de cristal en cuyos ojos se reflejan las
cosas que vivió durante el día y al que el niño tiene la capacidad de entender.
Otras de las criaturas son un águila de hielo, un perro volador con alas de
fuego y una calabaza caminante, entre varias más.
Las cosas se complican cuando, mientras el niño y el ave
toman un descanso, ven caer sobre ellos una red que los atrapa y a unos hombres
blancos que los dirigen hacia un espacio lleno de casuchas en donde les
encierran. Al día siguiente, Zoro es dirigido hacia un sitio en el que un
centenar de personas encadenadas se disponen a trabajar, una de las cuales
queda encargada de enseñarle al protagonista de la historia qué es lo que debe
hacer allí: un anciano llamado Amadeo.
Los prisioneros son usados como esclavos para extraer joyas del subsuelo y deben trabajar día tras día en ello sin poder decir ni una sola palabra. Solo los domingos, cuando van a la cascada para tomar un baño, Zoro puede hablar con Amadeo para confesarle su intensión de escapar para poder reencontrarse con su familia.
El niño hace un plan que termina siendo exitoso y, en
compañía del anciano, del pájaro tente y de un diamante azul enorme y bello, salen
de su encierro, liberando en su camino a muchos de los prisioneros.
Poco a poco van adentrándose en la selva y haciendo paradas
en distintos lugares, como el pueblo de personas diminutas, en los que reciben
indicaciones y pistas sobre su familia y el lugar en el que deben estar. Pero
no todo es fácil para ellos, pues también se topan con dificultades como ser
vendidos por un hombre gordo a un grupo de gigantes silenciosos.
Algunas cosas increíbles les suceden en el trayecto, como el
que el pájaro tente haga un nido en el hombro de Amadeo y que un grupo de mujeres
del aire venidas del sol salven a los huevecillos para que nazcan de ellos tres
polluelos, además de crear con algodón una canoa para entregarles a los
aventureros y facilitarles el camino.
Cuando todo parece ir bien, los mineros se acercan
peligrosamente e intentan recapturarlos, pero la astucia de Zoro y la ayuda de
algunas de las criaturas que habían pasado por su camino terminan siendo el
motor para que llegue al lugar en el que sus padres lo esperaban llenos de
esperanza para seguir su ruta hacia el destino que tenían.
Así como Zoro, Amadeo también tiene un plan pendiente y es
el de encontrar a su familia, por lo que cuando este par de amigos se despiden,
el niño le entrega a uno de los polluelos tente al anciano para que el ave
cuide su camino por siempre.
«Zoro» es una de las obras más importantes del fallecido
escritor y dramaturgo colombiano Jairo Anibal Niño, clásico de la literatura infantil
y novela referente cuando se habla de fantasía en el país. En ella se exploran temas
como la explotación ilegal de la tierra, el desplazamiento forzado, el daño
indiscriminado del hombre a la naturaleza, el paso de la infancia a la
adolescencia, la importancia de cuidarnos los unos a los otros y el valor del pensamiento
para la resolución de problemas.
Imagen tomada de Esta es la historia |
A través de una trama que avanza a ritmo acelerado y que
resulta muy agradable a la lectura, la historia expone la realidad que siguen
viviendo los pueblos indígenas a quienes no se les respetan su cultura, territorio
y vida, pues el hombre blanco siempre antepone el concepto de desarrollo ante
la integridad de los pueblos.
La selva colombiana llena de color y de criaturas con
habilidades y características sobrenaturales es el escenario de esta novela en
la que se exaltan la amistad y el valor de la familia, además de la necesidad
de cuidar nuestro planeta. Un libro entretenido, cargado de aventuras y perfecto
para dejar volar la imaginación de los pequeños lectores.
Lectura recomendada a partir de los 8 años.
Imagen tomada de El Tiempo |
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