Reseña: Luna llena - Aki Shimazaki

Complejos. Impredecibles. Eso somos los humanos. Decir que conocemos por completo a alguien es tan atrevido como decir que nos conocemos. Decir que entendemos el mundo es un salto al vacío porque en cuestión de segundos nada es lo que creíamos.

Quizás eso es lo que le pasa a Tetsuo cuando su esposa, Fujiko, pierde la memoria de lo que vivieron juntos y una mañana ya no lo reconoce. Esta pareja se mudó a la residencia en la que habitan en la actualidad cuando los síntomas del alzheimer comenzaron a presentarse en ella, haciéndola olvidar a sus hijos y nietos, pero no a Tetsuo. A partir de esto, él deberá actuar como si fuera el novio de Fujiko y estuviera tratando de conquistarla, al tiempo que se enfrentará a los recuerdos perdidos y a otros que no conocía.

Esta es la historia que se narra en Luna llena de Aki Shimazaki, laureada escritora y traductora nacida en Japón y nacionalizada canadiense, quien desde que llegó a Montreal enseña japones y publica sus novelas en francés.

Foto tomada de la página de Instagram de la editorial

Un jardín en el que abundan simbólicas cigarras y el sonido del piano, y un entorno que nos transporta a las costumbres y cultura del país de nacimiento de la autora, conforman el contexto por el que se mueve una trama en la que la tortura representada por la falta de certezas lo mueve todo y va planteando profundos y cotidianos cuestionamientos en pasadas 150 páginas. ¿Qué significar vivir? ¿Es posible volver a empezar en la etapa final de la existencia? ¿Qué es lo que en realidad nos mantiene junto a una persona? ¿Cómo continuar cuando lo que dábamos por sentado desaparece?

Hay algo realmente mágico en esta novela y es que, de manera sencilla y sin mayores florituras, hace un mapa de vida con un fragmento muy corto de ella, acudiendo a un territorio ineludible para cualquier ser humano: la mente y sus recuerdos, mismos a los que resulta casi imposible volver de manera recurrente. Y en esas visitas que muchas veces no quisiéramos realizar es donde nos repensamos, donde hacemos escenarios que ya no son posibles y nos llenamos de más dudas, incluso de culpas.

Otro de los temas que se abordan es la vejez y cómo puede llegar a transformarse la percepción de las cosas al llegar a ella, cómo se reconfiguran las relaciones con las demás personas y el modo en que estas nos ven. Por supuesto, se habla desde un ambiente particular, de cierto privilegio, pero que no deja de permitir hacer un análisis de las cosas.

Luna llena es un libro que habita la ternura y la tragedia, así como las relaciones, el amor, el tiempo y la memoria. Un cercano retrato a lo que deja el alzheimer entre silencios, soledad y recuerdos. Una obra de una sencillez y belleza absolutas, en donde se visita lo que fue, lo que es, lo que será y lo que no, así como lo que se extravió con los días. 

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