“Leer es una de las mejores maneras de empezar a hacernos preguntas”. Una entrevista con Shelby Mahurin

La conexión que han establecido las redes sociales, las y los bookfluencers y la literatura ha permitido que más y más jóvenes encuentren en los libros una opción de entretenimiento y una compañía sin igual. Cada vez es más común encontrarse con listas de más vendidos llenas de títulos que se han convertido en un fenómeno entre el público juvenil. Cuenta de esto dan las filas interminables en la más reciente Feria Internacional del Libro de Bogotá para conocer a autoras como Flor M. Salvador, Angie Ocampo y Lily del Pilar, o un auditorio con centenares de personas esperando para escuchar a la escritora estadounidense Shelby Mahurin en su visita al país, quien con su trilogía Asesino de brujas, un enemies to lovers lleno de magia y mucho romance que ha logrado conquistar a miles de lectores alrededor de todo el mundo.

Así como está ocurriendo con muchas otras historias, la de Asesino de brujas también inició en Wattpad para llegar más adelante a las manos de un agente literario y el resto ya es historia: traducciones a diferentes idiomas, giras de firmas de autógrafos por diferentes países, un fandom que no para de crecer y un universo literario con más libros en camino. Ella empezó a escribir los capítulos en su teléfono celular tratando de reencontrarse, pues acababa de tener a su segundo hijo y sentía que su identidad estaba siendo consumida por la maternidad. Ama a sus hijos, pero confiesa que necesitaba algo solo para ella. Ahí apareció la escritura.

Esta trilogía, compuesta por La bruja blanca, Los hijos del rey y Dioses y monstruos, se desarrolla en el reino de Belterra, un lugar en el que las brujas son vistas como seres malvados y peligrosos, por lo cual se les persigue y quema. Allí vive Lou, quien por casualidades del destino se comprometerá con Reid, un guardia convencido de todo lo malo que dicen sobre aquellas que llevan la magia oscura en su interior.

“La primera chispa de inspiración para escribir esta novela vino de la serie Outlander, cuando Jaime y Claire estaban en Francia y el tema de la brujería empezó a tratarse dentro de la trama. Nunca me habían atraído este tipo de historias, pero ahí nació el interés. Inicié mi investigación sobre estos personajes que suelen ser feministas muy fuertes y encontré un cuento popular francés llamado La dama blanca que dio pie a la construcción de la trilogía que escribí”.

Lou y Reid son los protagonistas de esta serie de libros de fantasía en los que el uso de la magia implica siempre un sacrificio, un precio por pagar; y al respecto de la construcción de este sistema la autora comenta que “esto no es algo que realmente me encante, no soy fan de crear sistemas de magia, lo cual es interesante porque escribí una trilogía de fantasía. En el proceso de edición la historia tuvo cambios trascendentales como el narrador que usaba o la concepción de lo mágico, en lo cual trabajé bastante para lograr que todo funcionara, que todo tuviera una regla y las situaciones tuvieran sentido. No fue una tarea fácil, pero creo que el trabajo en equipo con mi editor y mi agente terminó muy bien”.

Pero además de entretener, muchas de las historias que clasificamos dentro de la literatura juvenil también buscan que quienes se acerquen a ellas tengan más herramientas para entender su mundo, para percibir de manera distinta la realidad y para empatizar con quienes están a su alrededor. En este sentido, Shelby Mahurin tiene muy claro que debemos dejar de vernos como una sociedad binaria y polarizada hacia los extremos. “Pareciera que todo es blanco o negro, que no hay término medio en la forma de ver el mundo. Nos han adoctrinado de esa manera. Y ahí llega Lou, quien es moralmente gris, que busca cuestionar el orden de las cosas y pone a los demás a pensar si las brujas son enteramente malvadas como la iglesia ha querido hacerlo ver. Solo teniendo diferentes perspectivas de las cosas podremos ver lo que somos de otras formas”.

La autora creció en un entorno sumamente religioso, opresivo y puritano, del cual ha ido desprendiéndose con el paso del tiempo. “Hubo muchas cosas que he desaprendido y de las que doy cuenta en la novela, aunque el propósito inicial no era ese. Cuando terminé el primer manuscrito me di cuenta de que había escrito sobre una iglesia que se parecía mucho a la católica, una iglesia poco empática, una iglesia que primero juzga y luego pregunta. Leer es una de las mejores maneras de empezar a hacernos preguntas, a cuestionar las cosas, y espero que esta historia pueda llevar a quienes la lean a hacerlo”.

Mientras muchas personas siguen diciendo que los jóvenes no leen, esa frase de cajón pierde sentido al ver comunidades lectoras cada día más fuertes, la penetración de contenido literario en las redes sociales y más y más jóvenes ávidos de nuevas historias, de romance, fantasía y tramas con las cuales logren emocionarse, identificarse y entender el mundo que habitan.



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