Una visita a los cuentos clásicos con Alvaro Vanegas

Y vivieron felices para siempre. Ese era el lugar común de los cuentos que acompañaron mi infancia, los que leí en el colegio y los que conocí mientras desayunaba frente al televisor.

Llegué a imaginar que así funcionaba la vida y que, sin importar lo que sucediera, todo se arreglaría por arte de magia y el mal sería derrotado. Fui muy inocente. Ni yo, ni ustedes, ni el mundo funcionamos de esa manera. El tiempo nos muestra que la realidad tiene una narrativa bien distinta, en la que los buenos no siempre ganan y los malos pueden terminar llevándose el premio mayor.

Jacob y Wilhelm Grimm nacieron en Alemania en 1785 y 1786, respectivamente. Hans Christian Andersen nació en Dinamarca en 1805. Todos ellos amantes del arte y apasionados por las infinitas posibilidades que otorgan las historias. Unos apostaron por coleccionarlas y darles su lugar en la posteridad, mientras que el otro las escribió y con ello dejó un legado fundamental. Tres personajes que han marcado generación tras generación de lectores y a quienes la literatura les debe mucho.

Alvaro Vanegas, el escritor de terror más importante de Colombia, se dio a la tarea de adaptar algunos de los cuentos de estos hombres, ejercicio del que resultan Los oscuros cuentos de Hans Christian Andersen y Los macabros cuentos de los Hermanos Grimm, dos ejemplares de colección magníficamente ilustrados por Julian R. Tusso y Laura Andrea González.

Esta labor representa un reto enorme que implica reconocer y habitar estilos e intenciones bien diferentes a la hora de contar historias, pues del romanticismo de Andersen al toque popular de los relatos que los hermanos Grimm rescataron hay un gran trecho. Y Vanegas consigue mantener esas esencias y hacerlas brillar, y al mismo tiempo pincelar en ellas la suya, una llena de oscuridad, picardía y mucha sangre (mucha, se los prometo).

Lo anterior es especialmente notorio en dos momentos: (1) los finales de cada cuento de los Grimm, agradecidamente explícitos y mordaces, dando un viro bien interesante y entretenido a estos relatos que, por si no lo sabían, desde su origen no son tan color de rosa como nos los pintaron; y (2) la exacerbación de la emocionalidad y del lado humano tan claro en lo escrito por Andersen, los cuales reflejan el contexto espacio/temporal en que vivió el danés.

La lectura de estos libros representa un ir y venir de sensaciones en el que fácilmente se puede pasar de lo jocoso a lo nostálgico, encontrando lugares reservados para la venganza y la reivindicación del papel de las mujeres en la sociedad, cuyos derechos por esa época eran prácticamente inexistentes.

Les recomiendo hacerse con ambos libros y realizar su lectura de manera intercalada, pasando por la historia de una familia tan pobre que se alimentaba con caldo de piedras, para luego experimentar la angustia de un enamorado no correspondido que espera junto a un sauce por una oportunidad.

Da gusto encontrarse con apuestas atrevidas como esta, tan necesarias para revitalizar y permitirnos descubrir otras versiones de las historias que ya conocemos y, a través de ello, vernos reflejados y entender un poquito más nuestra naturaleza, con lo bueno, lo malo y lo nefasto que esto conlleva.

Hagan clic en esta imagen para ver una entrevista que le hice al autor


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