Reseña: Estética Unisex - Rodrigo la Hoz (para mayores de 18)
El minutero del reloj llega al punto indicado para hacer que
la alarma despertadora suene, tal como lo hizo ayer, tal como lo hace cinco
días a la semana, tal como lo ha hecho durante tantas semanas ya que no vale la
pena contabilizarlas. ¿Han callado con rabia el pitido insulso que no los deja
dormir y se han quedado enojados mirando hacia el techo y deseando tener una
vida diferente? Estoy seguro de que todos hemos pasado por ello, desde el gran
empresario que no tiene idea como replicará los inmejorables resultados del
periodo actual hasta el mecánico de barrio que nuevamente se ha pasado de la
fecha límite para pagar el arriendo. Todos hemos deseado una vida extraordinaria,
de esas que estamos seguros no están hechas para nosotros.
Lo curioso es que olvidamos que nuestras vidas ordinarias no
son inmunes a sucesos excepcionales como el de recibir un mensaje inesperado de
un remitente desconocido, enterarse de que algún familiar ha sido encontrado al
otro lado del mundo en medio de los escombros ocasionados por un desastre
natural, o darse cuenta de que estás enamorado del pastor de la iglesia a la
que asistes.
Una peluquería llamada Estética Unisex puede verse como un aburrido
lugar común en donde no pasa nada interesante más allá que ver pelos por todo
lado mientras en el televisor se transmite la terrible novela turca que parece
jamás tener fin. Pero es en esa misma peluquería a donde vamos para cambiar,
para tratar de cerrar ciclos con un corte de cabello, para empezar otros con
horas intensivas de dolor y cera depilatoria, o para tener con quien hablar
sobre los nuevos vecinos de la zona.
La “Estética Unisex” del historietista limeño Rodrigo la Hoz
es un sitio así, lleno de ruido y de chismorreo, de eternas tardes de soledad y
depresión por la enfermiza rutina, de voces que van y vienen entregando todo
sin dejar nada, atiborrada de ocurrencias y vivencias marginales, de amores en
clave y otros sin tono, de charlas sin voz y pensamientos chillones, y de un
reguero de ingredientes que no quiero contar porque es mejor descubrirlos
junto a las tijeras de Jeny y de Gema, o con la camándula de Alberto en mano.
Este salón de belleza viene cargado de detalles importantes,
de secretos inconfesables, de aventuras inesperadas, de eyaculaciones precoces,
de placeres culposos, de miedos que no abandonan, de normalidad asfixiante, y de un blanco y negro que
estalla en la mente como el apocalipsis que los religiosos insisten en usar
como amenaza.
Caos. Un caos muy divertido. Un caos sórdido y muy divertido.
Así es la “Estética Unisex” de Rodrigo la Hoz.
Todas las imágenes utilizadas en esta entrada hacen parte de "Estética Unisex" de Rodrigo la Hoz. |
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