Reseña: Los novios búlgaros - Eduardo Mendicutti
Hemos escuchado un sinnúmero de veces, e incluso nosotros
mismos lo hemos dicho, que no necesitamos de nadie para ser felices. El paso de
la vida nos demuestra que esto tiene mucho de cierto, pero no podemos negar que
contar con alguien, tener un compañero de viaje, un tripulante más en el barco,
eso a lo que muchos le llaman “el amor de la vida”, resulta reconfortante y
definitivo en el modo en que vemos y afrontamos la vida.
En muchas ocasiones la decisión de permanecer solos o tener
una relación con la persona que deseamos no depende exclusivamente de nosotros,
puesto que hay muchos factores que no están bajo nuestra jurisdicción. Pero lo
que sí está en nuestra entera custodia es cómo afrontamos la realidad.
Daniel Vergara es un hombre de pasados cuarenta años, con buena
posición económica y social, quien se define como un caballero. De
manera continua visita uno de los principales lugares turísticos de Madrid en
busca de algo de compañía. Muchos otros
caballeros de más de cuarenta años con buena posición social y económica
recorren La Puerta del Sol en busca de un chapero (acompañante) que calme los
afanes de la carne y, quizás, les permita construir algo que vaya más allá de un
simple intercambio comercial.
“Los novios búlgaros”
del español Eduardo Mendicutti fue escrita en 1993 y llevada al cine en el año
2003. Esta novela inicia con ese cuarentón llamado Daniel y un vaso de rakia (licor similar al brandy) en su
mano derecha. “Era un caballero y tenía un novio búlgaro. Pero ahora me he quedado
sin novio y dudo mucho de que siga siendo un caballero. Creo que soy una
perdida” es el pensamiento que se pasa por la cabeza de Daniel luego de
que una relación de dos años con un joven búlgaro llamado Kyril termina.
Este chico búlgaro es uno de esos chaperos que Daniel y los demás caballeros
iban a buscar a La Puerta del Sol, solo que el servicio fue más allá y se
convirtió en una relación amorosa, aunque con connotaciones bien distintas para
ambas partes.
Eduardo Mendicutti
condensa en esta novela diversidad de temas de manera efectiva, usando la
jocosidad y el sarcasmo para no hacer tan duras las vivencias de nuestros personajes.
Lo mejor del cuento es que todo lo que se narra permite vislumbrar las
problemáticas que se describen de muy buen modo, especialmente lo que concierne
a los jóvenes que tuvieron que migrar a otros países en busca de mejores
posibilidades de vida, encontrándose en dichos lugares con escasas
oportunidades de trabajo y teniendo que ejercer labores que no imaginaban. Lamentablemente
estas descripciones no obedecen solo a la ficción creada por el autor, sino que
nacen de un hecho cierto y ruin como lo es el desplazamiento forzoso.
Mendicutti para Zenda |
Entre la variedad de otros temas que se abordan en este
relato, destaca también lo que el autor cuenta gracias a la voz de Daniel Vergara
y la historia de amor que éste está viviendo. Esa
sensación de que el tiempo pasa y nos vamos quedando solos, de temer morir un
día y que nadie se de cuenta de qué paso hasta días después porque no hay nadie
que se preocupe realmente por ti, de no tener a quien contarle las cosas buenas
o malas que vives, de despertar días tras día y sentir lo gélido del otro lado
de la cama; esa misma sensación que lleva a muchos a cegarse, a no prestar
atención a lo que en verdad pasa, a olvidarse de sí mismos simplemente por
vivir en función de otro que solamente está ahí por lo que un buen postor tiene
para ofrecer. Sí, hablo de amor aunque muchos piensen que no lo es, porque
este sentimiento es tremendamente complejo, está lleno de variantes y
vericuetos que son poderosamente incomprensibles, y casi siempre termina por
sobrepasarnos y hacer con nosotros lo que quiere.
He visto cómo varias personas cercanas a mí se traicionan a
sí mismas y socavan su integridad para mantener a otra persona a su lado. He sentido
el temor en su voz cuando me hablan de la soledad que no quieren volver a tener
como compañera, al costo que sea. Sé que
todos hacemos concesiones en una relación, pero así mismo sé que hay límites
que no se pueden cruzar porque con eso nos estamos entregando al camino que
padeció Daniel Vergara, ese que lo llevó a estar sentado frente a un vaso lleno
de rakia a sabiendas de que su novio
búlgaro se había marchado para siempre.
Como ya lo mencioné, el autor acompaña este caótico
y encantador amorío con diálogos divertidísimos, sucesos llenos de comicidad y
un léxico tan rico como entretenido. Los cotorreos entre nuestro protagonista y
sus amigos, cuyos nombres en sí ya están diseñados para hacernos partir de risa
(la Molokai o la Perseguida, por ejemplo); los chismes que se tejen entre ellos,
los escenarios que deben visitar gracias a sus relaciones con los portentosos
especímenes búlgaros que tienen a su lado, o los pensamientos que llegan a su
mente cuando recuerda a la novia de su novio son solo algunos de los detalles
que harán de esta lectura algo tremendamente chistoso y ameno, sin importar lo
profundo que resulta y es lo que se trata de fondo.
Además de lo ya mencionado, me encantó la narración en
primera persona, pues gracias a esa logramos conocer solo lo que Daniel Vergara
quiere contarnos, el modo en como él percibe todo lo que le ocurre, y al mismo
tiempo podemos entrever lo que ciertamente puede estar sintiendo. La construcción conjunta de este personaje
entre lo que el autor nos entrega de primera mano, lo que el relato nos aporta
y lo que nosotros como lectores logramos deducir es sencillamente fascinante.
“Los novios búlgaros” es un libro inteligentemente delicioso en todo el sentido de la palabra, con pizcas de dramatismo y melancolía, cucharadas insospechadas de diversión y un viaje bien preparado por una realidad que no para de repetirse. Vaya manera más dura y chistosa de ver el amor y la soledad. Una novela sobre el paso del tiempo, las necesidades que el entorno nos va planteando, los temores que nos persiguen (o que ponemos detrás de nosotros), los vacíos emocionales y las peripecias que plantea el empezar a sentir mariposas en el estómago.
Muchisimas gracias por esta resena. Me encanta como escribes. Fue un placer leerla.
ResponderBorrarEl placer es mío por tus palabras. Gracias por pasarte por aquí.
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