Reseña: El presidente ha desaparecido - Bill Clinton y James Patterson

Desde nuestra posición privilegiada como espectadores resulta fácil juzgar y emitir juicios a diestra y siniestra, la mayoría de las veces sin conocimiento de causa, sin el mínimo razonamiento, sin una pizca de mesura. ¿Imaginan lo que se sentirá levantarse todas las mañanas y saber que bajo tu responsabilidad está el presente y el futuro de un país entero? ¿Qué cualquier decisión que tomes, por buena o mala que parezca, vendrá acompañada de críticas (e insultos) por montones? ¿Qué una palabra que pronuncies podría cambiar el rumbo de la historia de millones de personas?

Bill Clinton sabe muy bien lo que es eso. Fue elegido muy joven como presidente de la nación más poderosa del mundo en 1993 y reelegido en el cargo en 1997. Durante sus dos periodos como mandatario defendió el medio ambiente, trabajó por la generación de empleo y logró el equilibrio presupuestal de su nación. Pero no todo fue color de rosa. Entre otras cosas, Clinton tuvo que hacer frente a conflictos armados como los de Kosovo y Bosnia, dirigir el bombardeo a Irak en 1998 y se vio envuelto en un escándalo sexual con una becaria.

Hagamos una pausa. Cierra los ojos y visualízate por un segundo como el presidente de los Estados Unidos de América. Estás en tu oficina y la jefa de gabinete pide permiso para entrar. Su rostro indica que no hay buenas noticias. El equipo de seguridad informática ha identificado un virus en el sistema. Un virus contra el cuál no pueden hacer frente todavía. Un virus que podría poner en jaque a la superpotencia más grande del planeta.

¿Quién más sino una persona que ha sentido sobre sus hombros una presión comparable sería la adecuada para contarnos una historia con esta premisa? Bill Clinton trabajó de la mano con James Patterson (mundialmente famoso por sus novelas de suspenso y, seguramente, el autor más vendedor de la historia) en “El presidente ha desaparecido”, un thriller político que, sin duda, solo un presidente podía escribir.


Desde la primera página de este libro, el presidente Jonathan Lincoln Duncan (el protagonista) nos invita a entrar en la Casa Blanca y conocer en detalle muchas de las cosas que allí se viven, y que posiblemente se vivan en la realidad. Las casi 600 páginas de esta historia están llenas de declaraciones políticas álgidas frente a temas tales como el manejo de un problema de seguridad nacional, la confianza en medio de la crisis, afrontar a un congreso opositor, jugar fichas de manera estratégica para salvaguardar la integridad del gobierno, las comunicaciones frente a la prensa y su buen o mal quehacer (especial atención al tema de las fake news), el control de la opinión pública y los riesgos del fraude electoral entre otros temas que se presentan en esta novela. Al estar las manos de Bill Clinton involucradas en la escritura de este libro, será permanente hacer conjeturas sobre qué tanto de certeza hay en lo que se está contando, qué situaciones de lo que pasó este presidente durante su mandato están reflejadas entre estas letras y qué referencias personales se van realizando en cada paraje.



La participación del expresidente en la creación de esta historia es, sin lugar a duda, un elemento diferencial bárbaro que colma de inquietudes al lector, que hace que todo lo que se cuenta se sienta más fuerte y que llena los capítulos de este libro de un misterio de fondo que permea por completo al que se trata de solucionar con el paso de los capítulos. Qué tan apegadas a la realidad son las situaciones que se narran en este libro es algo que nunca sabremos, pero la presencia de Clinton deja plantada esa semilla de duda que servirá para que muchos lectores quieran adentrarse en esta novela.

La labor del exmandatario no se queda allí, pues es claro que con el presidente Duncan la intención es humanizar a quienes ostentan cargos de este calibre y hacerle ver a la gente que, a pesar de los títulos y las responsabilidades que tengamos, todos seguimos siendo seres humanos que estamos sujetos a ver cómo un ser querido fallece, a padecer cualquier tipo de enfermedad, a sentir miedo y no saber qué hacer ante uno u otro suceso.


James Patterson y Bill Clinton para The Guardian.

Un ciberataque es el detonante de la intriga bajo la cual se desarrolla de manera agradecidamente cinematográfica esta novela, y esto permite que los autores aborden un par de temas que me parecen sumamente importantes como lo son los nuevos escenarios de confrontaciones trasnacionales y la hipotética crisis a la que se vería abocada la humanidad ante la desaparición de internet y nuestro regreso a la Edad Media. Con la llegada de la tecnología y los avances que se han generado en la materia, la realidad de todo y de todos ha mutado tremendamente, modificando de manera drástica nuestras necesidades, nuestros mecanismos de interacción y nuestra forma de vida. Las consideraciones que se hacen en este libro al respecto de estos asuntos son sencillas, pero van al punto: dejar pensando al lector en un futuro virtualmente posible.

Casi 600 páginas pueden parecer mucho, pero no lo son en absoluto cuando nos encontramos con un thriller creado para ser un éxito como lo es este. James Patterson es un consolidado autor bestseller y parece tener clara la fórmula para que cada cosa que escribe se convierta en un éxito. “El presidente ha desaparecido” cuenta con 128 capítulos, muchos de ellos con apenas dos páginas de extensión, todos con cierres en punta que te mantendrán ansioso por saber qué viene, con frases cortas pero poderosas, con diálogos precisos, con apuntes ingeniosos y con fuerte sujeción a la realidad que se vive actualmente… Si a eso le sumamos algunas persecuciones y tiroteos muy emocionantes, un traidor omnipresente, un país convulsionado, una cuenta regresiva, una asesina misteriosa y una serie de decisiones trascendentales, no podemos esperar otra cosa más que una lectura sumamente entretenida.



Con una narración en primera persona, el presidente Duncan nos hace partícipes de los cinco días más duros de lo que va de su gobierno, lapso en el cual tendrá que enfrentarse a situaciones que jamás espero y deberá poner a prueba a todo y a todos a su alrededor, incluso a sí mismo. En medio de esa narración nos encontraremos con parte de su equipo de trabajo, miembros de su familia, personajes importantes del panorama político internacional, terroristas de talla internacional y hackers en la capacidad de inmiscuirse hasta en el sistema más seguro. La voz de Duncan de vez en cuando da paso a una invitada llamada Bach, una asesina a sueldo tremendamente enigmática, sagaz, amante de la música clásica y con una historia que la ha llevado al lugar en el que está. Lamentablemente tuve un problema con ella, o más bien, con lo desaprovechado que sentí el manejo que los autores le dieron a su papel en la novela. Ya ustedes me contarán qué piensan al respecto cuando la conozcan.

No puedo terminar esto sin recomendarles que le presten especial atención al capítulo final de esta obra, a la importancia de las palabras que allí se encuentran y a la relevancia del mensaje que ellas esconden.


“El presidente ha desaparecido” no es una novela que los críticos vayan a alabar por su alta calidad y en ningún momento pretende serlo, porque desde el primer momento queda claro que Bill Clinton y James Patterson crearon una historia entretenida, emocionante, sencilla y apta para todo tipo de público. Un thriller dinámico, lleno de acción, suspenso, intrigas y con un misterio bien argumentado (aunque su resolución la vi venir en el primer tramo del libro). Una invitación a ser más críticos y responsables en nuestro ejercicio ciudadano. Les aseguro que será imposible no hacer paralelos entre todo lo que se cuenta y todo lo que vemos pasar día a día frente a nuestros ojos.

Pdta. 1. Muy acertada la fuerte presencia femenina en el grupo de gobierno del presidente Duncan. Importante mensaje.

Pdta. 2. Cuando uno lee este libro es imposible no imaginárselo convertido en una producción audiovisual. La buena noticia es que Showtime ya adquirió los derechos para convertirlo en una serie. MUERO por verla.


Pdta. 3. A mano. Así fue el intercambio y la revisión del manuscrito por parte de los autores, ya que Bill Clinton no es muy cercano al correo electrónico.

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