Warcross (Warcross 1) - Marie Lu
El hombre pagó más de medio millón de pesos colombianos (unos
160 dólares aproximadamente) para ver en concierto a uno de los artistas más
importantes del último milenio. Miles de personas se apilaban a las afueras del
estadio para ver un show sin precedentes, un espectáculo que hace meses
esperaban por disfrutar.
A medida que las manecillas del reloj avanzaban, la noche se
tomó la ciudad, y las luces del escenario se apagaron por completo. La hora marcada
llegó y un resplandor enceguecedor nubló la mente de las 32.000 personas que se
dieron cita. El personaje al que todos esperaban dejó que su voz estallara en
la inmensidad del horizonte, pero con él, miles de brazos se fueron alzando
para sostener en alto pantallas absortas por morder todos los detalles de lo
que estaban pasando.
La realidad que el hombre conocía no era la que estaba
viviendo en ese momento, en el que mostrar estaba cobrando más importancia que
vivir, y en donde una foto tenía mayor valor que una experiencia. La ecuación
que daba como resultado un recuerdo había cambiado.
Millones de datos empezaron a volar por el aire, buscando un
lugar en las pantallas de aquellos que no se encontraban en ese sitio, de
aquellos que estaban en su casa, en un restaurante, en el cine, e incluso en su
lugar de trabajo, ansiosos por abrir la puerta de ese espacio que se convirtió
en la realidad de muchos, y que cambió por completo las reglas de juego de la
humanidad entera.
El hombre pagó más de medio millón de pesos colombianos
(unos 160 dólares aproximadamente) para ver a una nueva especie de seres
humanos en su máxima expresión. Una generación que decidió vivir en una
realidad diferente, con lo bueno y lo malo que eso represente…
Gracias a la tecnología y a la llegada de la internet, la
forma en que nos comunicamos entre nosotros y con el mundo entero cambió por
completo. Es así como en la actualidad la información está al alcance de un
clic. Fue gracias a los datos que van y vienen en la red, que me encontré con
la cubierta y la sinopsis de “Warcross”
de Marie Lu, y desde ese preciso momento se convirtió en unos de los libros más
esperados de mi 2017, y gracias a Ediciones Urano ya lo tenemos en Colombia.
Marie Lu, la autora de este libro, saltó al estrellato
literario a nivel mundial gracias a su trilogía “Legend”, y confirmó que lo logrado
con esa saga no fue simple golpe de suerte, con la publicación de, la también
trilogía, “Los jóvenes de la élite”. He tenido MUCHÍSIMAS ganas de leer este
par de historias, pero por uno u otro motivo, no lo he hecho. Pero con “Warcross”, la primera parte de la
bilogía homónima, no pude resistirme y lo leí al instante de tenerlo en mis
manos, y en un tiempo tremendamente corto.
Aquí nos encontramos con Emika Chen, una adolescente que
trabaja como cazarrecompensas en un mundo en el que una realidad virtual es el
escape de la gran mayoría de la población para la vida que llevan. Todo esto
fue posible gracias a Hideo Tanaka, fundador de Henka Games, quien inventó unas
gafas VR que se conectan con el cerebro, llamadas NeuroLink, las cuales revolucionaron
por completo al mundo. En el marco de esta realidad paralela (muy “Ready Player One”), Henka Games desarrolló un juego llamado Warcross, en el que dos equipos
deben competir para hacerse con el emblema que representa a su contrario;
anualmente se lleva a cabo una competencia a nivel internacional en donde los
mejores jugadores de Warcross se dan cita, y este es el evento con mayor
cobertura y audiencia en el planeta. Emika es un gran hacker, y en busca de
lograr el dinero que necesita para pagar todas las deudas que tiene, decide
infiltrarse en plena velada inaugural de Warcross, y ese es el punto de partida
de esta historia…
Marie Lu tiene algo muy pero muy interesante en su manera de
narrar, y es la capacidad de no dejarte soltar el libro que ha escrito hasta
que no lo terminas. 518 páginas pueden parecer mucho, pero en este caso no son
nada porque se leen a paso acelerado, con ansias inexplicables por recorrer los
pasos de Emika Chen, quien nos cuenta en primera persona el cambio de vida que
experimenta desde el momento en que Hideo Tanaka la contrata como cazadora para
encontrar a alguien que ha estado visitando de manera peligrosa las entrañas de
Warcross, y todo lo que eso significa.
La realidad virtual que las NeuroLink nos permiten ver, está
llena de colores brillantes y estrambóticos, de datos por doquier y de una
ausencia total de la privacidad. El mundo que el invento de Hideo Tanaka ha
desarrollado, es muy similar al que vivimos actualmente (en cierto modo, valga
la aclaración), en donde las personas se forman por las opiniones de los demás,
en donde un like vale más que un
saludo, y en donde regalamos nuestra vida sin precaución alguna para que los
demás accedan a ella sin reservas. “Warcross”
propone con esto una crítica social certera, que puede que no se note, pero que
está ahí, presente, en cada capítulo, y que se va haciendo más y más clara con la
llegada del cierre de la historia.
Pero esa realidad virtual no sería nada sin Warcross, ese universo
que es una suma de mundos diversos, bañados por nieve o por lava, habitados por
criaturas de piedra o por bestias gigantescas. La capacidad inventiva de la
autora es impresionante, y nos da muestra de ello en cada batalla que libran
los equipos participantes en Warcross, en cada estrategia que deben preparar,
en cada movimiento sorpresa que tienen que realizar. Terminas siendo atrapado
por las páginas del libro y ocupando el lugar de Emika, viendo todo desde
arriba, siendo parte del código que genera el mundo que las NeuroLink presentan,
o sumergiéndose en el DarkWorld para ver la parte más oscura de la realidad en
la que vive. De igual manera, siento que la autora pudo regalarnos más escenas
de este tipo, más acción en el videojuego, más batallas épicas en la lucha por
los emblemas, más razones para hacernos entender el poder y la relevancia de
este juego, todo esto en detrimento del componente romántico del que comentaré
más adelante.
Ahora, hay que hablar de la protagonista de esta historia. Mucho
por decir de Emika, pero todo lo condenso en que es un personaje que crece, que
detenta una misión y nunca la abandona, que tiene muchas cosas en las qué
pensar, pero nunca deja de lado lo que es realmente importante; una
protagonista que se construye con la historia. La literatura juvenil me ha
regalado personajes insulsos, poco creíbles y vacíos, pero Emika Chen no es uno
de ellos ni por asomo. Esta joven es real, siente, se equivoca, lucha
incansablemente, es brillante, perspicaz y muy hábil.
Con respecto al resto de los personajes, el asunto es
prácticamente el mismo. Marie Lu ha planeado una gran fiesta y se encargó de
invitar a lo mejor de lo mejor: un magnate lleno de vacíos sentimentales, un
divo exacerbante, un director entrañable y un sorpresivo misterio. Dejando de
lado a Emika, Hammie, con su encantadora forma de ser, su notoria habilidad
como jugadora y su fidelidad, se convirtió en mi personaje favorito del libro.
¿Y qué sería de una novela juvenil contemporánea sin una
historia de amor? Dentro de la búsqueda del personaje que está ingresando a
Warcross de manera ilegal, Emika se ve envuelta en una historia de amor de esas
que tan poca gracia me hacen dentro de una lectura de este tipo. Pero ¿saben?
En este caso este factor no le resto mucho a la historia, ni me molestó dentro
del paso de las páginas. El ritmo de la trama y la necesidad de avanzar hizo
que incluso disfrutara de los sentimentalismos que se van pintando en este
lienzo. No, la historia de amor no me gustó del todo, no me terminé de creer lo
que pasaba con una de las partes, pero este no fue mayor problema.
Esta primera entrega no es tremendamente descriptiva, característica
que ayudó mucho a que el ritmo de lectura fuera más rápido, pero ni con eso fue
suficiente para que Marie Lu no creara un mundo futurista creíble, que se siente
cercano, y al que peligrosamente nos vamos aproximando.
De principio a fin, la historia guarda algunos puntos de giro,
unos algo predecibles a mi modo de ver, pero hubo uno que me dejó
con la boca abierta, y me cambió por completo todo lo que tenía pensado. ¡Wow!
Esa fue mi expresión.
Era medianoche, moría de sueño, pero no podía dejar de leer. Tenía que terminarlo. |
Hay algo que, en lo personal, ya no disfruto tanto como
antes, y es la tendencia de la literatura YA a serializarlo todo, a exprimir al
máximo las historias incluso manchando su esencia, solo con objetivos
mercantiles. Aunque siento que la segunda parte de esta bilogía sí está
justificada, creo que la autora pudo brindarnos un final épico, más clásico,
alejado de la linealidad que enmarca el género. Para mí, este libro pudo haber
sido fácilmente autoconclusivo (con algunos capítulos menos). Opinión muy
personal.
“Warcross” es una obra adictiva, en todo el sentido de la
palabra. Una historia con un aire a la magnífica “Ready Player One”, menos inteligente
y memorable, pero con un sentido y un propósito diferente, más fácil de
abordar, y con un público mucho más amplio al cual puede llegar. Una novela
sencilla, ágil, de fácil acceso, con toques de tecnología, acción y breves
pinceladas de ciencia ficción. Un libro de esos que te encadenan y no te sueltan.
Una novela juvenil con muchos lugares comunes, pero que destaca sobremanera
sobre la gran mayoría. Expectativas totalmente cumplidas con una de las aventuras
que más ganas tenía de vivir en 2017.
No podía despedirme sin mostrar la soberbia portada de la edición para España de este libro. SOBERBIA. |
lo acabo de leer, y comprarto contigo muchos puntos de vista. el el libro juvenil que agarro como desde hace mas de 3 meses y no me decepciono. en cuanto a el final algo impredecible porque de verdad que lo fue pero me alegro acertar sobre zero cosa que lo deduje desde cierto baño jajaja. con ganas del segundo libro. y si esa porta de nocturna esta 😍😍 bellisima y creo que me quedo corta😂
ResponderBorrarYeiii :) Me alegra montones que lo hayas disfrutado.
BorrarYa veremos qué nos depara el segundo libro.