Reseña: Atala y Elisa - Elisa Estévez


Estaba en tercer semestre de la universidad, participando en un evento sobre políticas públicas en una institución académica diferente a mi alma mater. En ese momento debatíamos sobre las medidas de protección financiera que estaba tomando el gobierno colombiano para solventar la crisis económica que se estaba viviendo en el mundo entero, las cuales, debo decir, fueron muy buenas. Un docente de administración pública, de unos 60 años, se puso de pie algo enojado y pidió la palabra. “Ustedes, muchachitos, no deberían estar aquí hablando de política, sino en otro lado, hablando de temas que les interesen a ustedes”.

El poder de los jóvenes siempre ha sido desestimado, para muchos el aporte que los jóvenes pueden dar es inexistente, y las soluciones que los jóvenes aportan no deben ser tenidas en cuenta. Pero ¿les digo algo? Millones de jóvenes alrededor del mundo están trabajando por cambiar su entorno, por cambiar la realidad que sus antepasados construyeron, por sentar un precedente y hacer sentir su voz, esa voz revolucionaria que no se cansa, que resiste, que es incansable en la consecución de sus objetivos. Esa voz que sabe que debe ser escuchada.

Fotos de Colprensa y Grupo Editorial Planeta en la ceremonia del Premio de Novela Jóvenes Talentos 2017.

Elisa Estévez Chacín tiene 17 años, empezó a escribir “Atala y Elisa” en enero del 2017, libro que meses después terminó siendo el ganador del Premio de Novela Jóvenes Talentos del mismo año, convocatoria organizada por la Librería Nacional de Colombia y el Grupo Editorial Planeta. Elisa dejó el colegio a los 15 años, para enfocarse en ella misma y en lo que quiere ser en un futuro. Amante de la inventiva de Michael Ende (un jodido genio, nada que hacer) y de los libros de papel, esta bogotana fue elegida entre más de 100 propuestas de jóvenes de menos de 19 años por la naturalidad de su historia, la contundencia de su narrativa y el estilo implícito en su obra.

Desde el preciso instante en que vi la publicidad de este premio, esperaba con ansias poder leer la novela ganadora, por eso la compré en cuanto estuvo en el mercado (afortunadamente esto ocurrió en época de Black Friday y pude hacerme con un descuento bastante interesante), y me planteé leerla cuanto antes. Y sí, así lo hice, ayer a eso de las 7 de la noche lo empecé y, curiosamente, no pude parar de leer hasta terminarlo a las 2 de la mañana del día de hoy.


“Atala y Elisa” es el monólogo de una chica llamada Atala, quien es amante de la lectura y el arte, fanática de los animales (creo yo que especialmente a los gatos) y de las charlas inteligentes (así ella no las entienda en muchas ocasiones), y que dejó el colegio para dedicar tiempo a sus pinturas y a los trabajos como ilustradora que fueron surgiendo. Atala, como todos nosotros, se cuestiona constantemente sobre la vida que lleva, sobre las cosas que la rodean y sobre los sentimientos que la tocan día tras día.

Cuando abrí el libro pensé que iba a encontrarme con una historia de tintes juveniles contemporáneos, con algo muy en la onda de las obras que plagan el mercado en la actualidad… pero no, la cosa fue muy distinta. Elisa Estévez cuenta con una narrativa madura, que explora los rincones de la humanidad y de su entorno sin temor alguno, que juega y se arriesga en la construcción de la historia.

Este libro, tal como lo dice la autora, es una especie de autobiografía, y eso se siente desde la primera página, pues más que una lectura, “Atala y Elisa” es una conversación sin muros, sin trabas, un coloquio profundo y sincero, una charla sobre los sueños y la realidad, una plática con una mujer de 17 años que tiene miedo, que tiene metas, que muchas veces no sabe qué hacer, y muchas otras hace las cosas de manera equivocada.

En los momentos en los que Atala duerme, alguien despierta para vivir en sus sueños. Elisa también es una joven de 17 años, muy parecida a Atala, quizás es una especie de alter ego, o quizás es eso que Atala siempre quiso ser, tal vez es eso que no se atreve a mostrar. Esas conversaciones en medio de largos parpadeos entre estos dos seres humanos sirven de manera perfecta para mostrar lo que pasa y lo que se anhela, esa delgada línea entre lo que sucede y lo que se queda en nuestro pensamiento, esa coyuntura entre lo que pensamos, pero no hacemos, y lo que hacemos sin pensar.


El trayecto por las 201 páginas que componen este libro se convierte en un viaje por el interior de un ser humano en plena transformación, en el estudio sociológico de una generación en la cual la soledad es el común denominador, en un ensayo sobre la juventud y el miedo al horizonte. Atala nos abre las puertas de su vida y de su oscuro cuarto para conocer las cosas que le pasan en su casa, en su colegio, en las clases universitarias a las que es invitada, en las librerías que visita, en los libros que ha leído y en los que la esperan disgustados en su biblioteca, en las palabras de los escritores que la inspiran, en los viajes mágicos en Transmilenio que hace de vez en cuando, en la maravillosa disertación de una cotidianidad que no conoce, en la disyuntiva de lo que quiere ser y de lo que se atreve a ser.

“Atala y Elisa” es una ópera prima que no lo parece; una novela sencilla, madura y valiente; una historia íntima y sincera con la voz de una joven con la cabeza siempre llena de cosas; un conjunto de pensamientos delicioso, inteligente y bien estructurado; una mirada introspectiva y también externa; un viaje por el arte visual y escrito de un sueño que empieza a hacerse realidad; la carta de presentación de una escritora a la cual espero leer de nuevo muy pronto.

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