Reseña: Sudor - Alberto Fuguet (Recomendado para mayores de edad)
Vi el avatar y el flechazo fue inmediato. Sobre su cabeza un
sombrero. Esa era la única prenda en la foto. Unos ojos claros como el agua los
cuales suponía verdes o azules, pero que hasta el momento eran un enigma pues
la imagen estaba en blanco y negro.
A pesar de todos los pronósticos, yo también le gusté a
quien estaba del otro lado de la pantalla; una adaptación contemporánea y
bastante digital de “La bella y la bestia”, con un par de protagonistas fisionómicamente
similares.
Empezamos a hablar día y noche, a establecer conexiones a
cada segundo, y a darnos cuenta que entre los dos había mucho en común. Fotos
iban y venían, y aunque sea difícil creerlo, ninguna como la que seguramente
están imaginando. El gusto y las ganas estaban de ambos lados, o al menos eso
creo hasta el día de hoy. Me iba a la cama pensando en ese avatar, en todo lo
que me decía. Soñaba con lo que podríamos hacer en el futuro.
Pero el tiempo pasó y la realidad fue haciéndose indomable y
robándonos lo construido mediante clicks, mensajes y emoticones. Personajes de
carne y hueso se hicieron antagonistas y rompieron los enlaces que entre los
dos creamos una vez. Los corazones, las caritas felices y los zumbidos se
disfrazaron de gatos llorando, últimas conexiones lejanas y muchos chulitos
azules sin respuesta.
Quizá en alguna actualización, llegue a recibir una
notificación de esas que tanto bien me hacían. El tiempo lo dirá. Después les
contaré.
Mi primer encuentro con la obra del chileno Alberto Fuguet
no pudo haber sido mejor. “No ficción” resultó un regalo absolutamente
significativo para el momento en que llegó, y una sorpresa a nivel literario por
el estilo sobre el que estaba construido. Meses después se anunció el
lanzamiento de un nuevo libro del autor, el cual es el protagonista en esta
oportunidad. Hoy vamos a hablar de “Sudor”.
Aquí nos encontramos con la historia de Alf, editor de no
ficción de Alfaguara, quien ya con muchos años encima aún no termina de encajar
varias piezas en el rompecabezas de su vida. Laboralmente está en su zona de
confort, y sentimentalmente en una búsqueda anónima e interminable por algo o
alguien que lo estabilicen, en medio de un mundo homosexual en dónde lo fugaz y
lo etéreo son el común denominador. Vive con un heterosexual cuarentón que
acaba de romper con su esposa, entre libros y correcciones, y con el fantasma
permanente de una pareja que no termina por dejar ir.
En Alfaguara todo está patas arribas pues para la FILSA han
organizado la visita de Rafael Restrepo padre (escritor ilustre) y Rafael Restrepo
hijo (Rafa). Ambos personajes han creado un libro de fotografías tomadas por el
menor, con descripciones escritas por el mayor. Este libro es la apuesta de la
editorial. Esto es lo que puedo contarles sin dañarles todo.
En esta obra Alberto Fuguet nos muestra una versión diferente de sí mismo.
La manera en que está escrita resulta muy curiosa, pues es
una mescolanza de estilos, de voces y de estructuras, las cuales van de las
descripciones coloquiales y las conversaciones por whatsapp, hasta metáforas
con un trasfondo humano tremendamente profundo. En ciertos parajes sentía que
el trabajo del editor había sido insuficiente, pero luego observé que todo ello
era intencional, y que lo que buscaba era darle un toque muy del autor a sus
letras. “Sudor” busca una atmósfera propia, y en mi humilde opinión, la
construye a la perfección.
Este no es un libro para todos, aunque debería serlo. Es
curioso decir esto, pero en una sociedad tan prejuiciosa como la que nos toca,
es necesario. Fuguet nos transporta al Chile del presente en donde un golpe a
la pantalla basta para terminar en la cama, una mirada para escarbar el ser
físico de quien te la devuelve, un mensaje para satisfacer casi todo tipo de
necesidad, y un millón de gente conectada para sentirte completamente solo.
Fuguet nos describe Chile, pero bien podríamos estar contextualizados en
Colombia, Argentina, Perú, o en cualquier otro lugar del mundo, sin importar la
orientación sexual del nacional, pues esto es cosa de todos.
El libro plantea una radiografía de los sub25 como el mismo
autor la denomina, lo que a su vez afecta la construcción del resto de gente
que tiene que ver con ellos, por lo cual, el libro termina convirtiéndose de un
modo u otro en la radiografía de una sociedad entera; en la radiografía de
nuestra sociedad. Fuguet es agradecidamente explícito en mostrar la mutación
que han tenido las relaciones interpersonales con la llegada de la tecnología,
y los cambios tan grandes que esto ha dejado en la creación de cada uno de
nosotros como individuos.
La felicidad y la belleza son la moneda funcional de
nuestros días. Lo banal y lo superficial, son nuestro credo. Nos la pasamos preocupados
por tomar una buena foto para subir, por cuidarnos en lo que comemos, por
endurecer esas partes que han perdido forma, por decir cosas políticamente
correctas, y por ser personas que seguramente no somos en realidad. Vivimos en
medio de prejuicios, apariencias y afanes. Vivimos queriendo encajar. Vivimos
en una jungla que no descansa y que nos consume día a día, y lo peor de todo,
con nuestro voto de confianza.
Otro punto en donde el autor lo hace muy bien, es en lo que
respecta a la construcción de los personajes. Alf nos narra la historia desde
su propia voz, y desde sus letras impresas en el papel. Alf es sincero con lo
que nos cuenta. Alf es humano y no pretende mostrarse de otra manera.
“Sudor” está lleno de personajes reales con los que
seguramente todos nos sentiremos identificados en algún momento. Cada uno
representa valores, miedos, estereotipos y sentimientos. Cada uno está hecho a
su manera. Cada uno tiene sus dolores de cabezas, sus sueños, sus ilusiones y
sus inseguridades. Cada uno es real y honesto en la manera en cómo nos deja
conocer su vida. Cada uno comete errores y vuelve a caer en ellos. Cada uno
trata de ser su mejor versión posible, pero termina enterrado entre su lado más
oscuro. Cada uno descubre día a día su ser interior, pero trata de ocultarlo
para no salir del mercado; para no dejar de recibir atención.
A pesar del cariño que siento por Alf, de lo dispar de mis
sentimientos hacia Rafa, y de lo idealizado y magnificado que tengo a Alejo, no
puedo negar que mi personaje favorito dentro de todo este cuento es Grindr, una
aplicación móvil que podríamos decir es el Tinder de los homosexuales. Ella es
el todo y a la vez no es nada. Cuando lean el libro, me cuentan cuál es el de
ustedes.
A primera vista, “Sudor” puede llegar a intimidar por su
gran tamaño (más de 600 páginas), pero no se asusten por esto, pues las
márgenes son abusivamente grandes y la tipografía es bastante agradable a la
lectura. Sigo sin entender la intención de hacer algo tan gordo, si con un buen
trabajo en el gimnasio la anatomía del libro pudo haber sido más cómoda.
Otro punto con el que tampoco me sentí cómodo, es con la
cantidad de nombres que se imprimen en el texto, porque no son personajes, ni
tienen relevancia en lo que va pasando, sino son simples nombres al viento que
a mi modo de ver, están puestos sin ton ni son.
Las hojas se pasan volando, y eso se debe al ritmo que el
autor le ha dado a su narración, y a los elementos que ha incrustado en ella.
Todo es frenético, con sarcasmo, violencia, humor ácido y algo de
sexo, pero no demasiado, o al menos, no en las cantidades que me llegué a
imaginar, pero si en las indicadas para llenar de preciso calor la zona indicada. El libro es justo a la medida, excepto como ya lo comenté, por la
indiscriminada cantidad de papel en la que fue impreso.
“Sudor” es la apuesta de un autor que no teme tomar riesgos.
Un cúmulo de páginas excitantes y sufridas desde todo punto de vista, en donde
más que una historia de ficción, se cuenta mi novela, la de ustedes, o incluso
la del propio autor. Intensa, entretenida, muy chilena y muy emocional. Todos
necesitamos un Alberto Fuguet en nuestras vidas. Eso lo tengo más que claro.
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