Reseña: Mendigo en la Playa de Oro - Jordi Sierra i Fabra
¿Quién no recuerda las listas de útiles para el colegio? Resmas
de papel, pegante, bolígrafos, lápices, colores, papel seda, cartulina,
tijeras, jabones, marcadores y entre muchas otras cosas… Libros.
Usualmente no leía con mucho agrado lo libros que me pedían
para la clase de Comprensión de Lectura o la de Español, pero algunos de ellos
lograban captar toda mi atención y se quedaron grabados para siempre en mi
vida.
Dentro de mi biblioteca, no todos los libros son míos,
algunos pertenecen a mi hermana, y la obra de las que le vengo a hablar hoy,
tiene estampada en su primera página la marca “9° B”. Intacto e inmaculado, estaba
a la espera de quien lo leyera, pues ella apenas lo saco de su empaque para
marcarlo.
“Mendigo en la Playa
de Oro” de Jordi Sierra i Fabra llega a Colombia gracias a la editorial Pearson de España; el libro físico pueden encontrarlo en la Panamericana, pero si lo buscan en ebook,
la Librería Nacional es buena opción.
Una portada en donde la elegancia y la sobriedad se
conjugaban de manera perfecta me recibió y abrió la puerta a la vida de
Claudio, un joven de esos que escasean, siempre preocupado por ayudar a los
demás. Vale comentar que la portada que veo en las ediciones actuales no es la misma; la que yo tengo es mejor jejeje
Claudio, en pleno inicio de su carrera universitaria, se
dedica en sus ratos libres a cuidar a personas de la tercera edad, que por
circunstancias económicas o por no contar con nadie que se haga cargo de ellos,
requieren del apoyo del personal de voluntarios de Cáritas. Ricardo Pedraza,
con más de siete décadas encima, es un señor que nadie aguanta y ahora la tarea
de Claudio era ocuparse de él, pues acababa de salir del hospital luego de
romperse la cadera y no tenía familiares cercanos que se responsabilizaran de
su recuperación. Aquí empieza todo.
La familia, el desarrollo personal, la vida, la muerte y el
amor son el insumo de la historia que nos cuenta este libro; un sinfín de
situaciones que van poniendo a prueba tanto a los personajes principales como a
los secundarios, situaciones del pasado y del presente, que ponen a pensar en
el futuro, van tomando lugar y mostrándonos lo impredecible que es la vida, lo
loco que es el camino y nuestra labor en nuestro destino. De manera directa o
indirecta, a la velocidad de la luz o a la de una tortuga subiendo el Everest,
somos nosotros quienes controlamos el 99% de lo que pasa con nuestra vida.
Sierra i Fabra llena de mensajes y conversaciones
inolvidables las pasadas 200 páginas que conforman este libro, letras que se
convierten en lecciones y que te ponen a pensar, a reflexionar y a hacer una
revisión de tus acciones y de lo que quieres hacer.
Leyendo este libro, mi mente desempolvó una serie de
recuerdos maravillosos; las manos sudando y el cuerpo inestable ante el
maravilloso y aterrador momento del primer beso, esos momentos con los amigos
del colegio y de la universidad en donde la única preocupación era hacer una
tarea para el día siguiente y en donde las deudas, los compromisos laborales y
una serie de situaciones que te complican la vida con el paso de los años no
existían; y seguramente quien lo lea se sentirá identificado con otras
situaciones, que por una u otra razón, no me tocó vivir.
En ciertos momentos la narrativa resulta sosa, pero al instante recupera ritmo y ocurre algo que te hace olvidar de esos pequeños detalles que quizá no funcionen como deberían.
En ciertos momentos la narrativa resulta sosa, pero al instante recupera ritmo y ocurre algo que te hace olvidar de esos pequeños detalles que quizá no funcionen como deberían.
Al terminarlo, una de tantas cosas con las que me quedé de esta obra y que quiero compartirla aquí, está en tomar riesgos, en vivir y en aprovechar cada segundo que tengamos para ser felices. Les recomiendo disfrutar de la poesías que decoran este magnífico libro en las últimas páginas. "Padre" es pasión y amor en su máxima expresión.
Digerible, sencillo, pero lleno de valor. Una
lectura que me robó más de una sonrisa y que seguramente volveré a leer más
adelante. Yo también tuve 20 años…
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