Por un discurso social
No es raro ver como
al pasar de los días las cosas se tornan diferentes, como nos vemos al espejo y
notamos un brillo en los ojos, al día siguiente nuestro cabello se hace rebelde
y al siguiente quizá, no tenemos ganas de ponernos en pie.
No me pasa solo a
mí, estoy seguro, muchos día a día vemos como esta caja de sorpresas llamada
vida nos muestra algo diferente y nos da caminos y rutas, las cuales quizá no
se pasaron nunca por nuestra mente, pero ahí están.
Día a día se
muestran cosas frente a nuestros ojos, día a día tenemos la oportunidad de ser
mejores, día a día en nuestras manos está el ayudar a los demás a estar mejor.
Luego de varios
intentos por dar un paso en el respeto de la libertad de elección y por
reconocer que en verdad todos y cada uno de nosotros somos iguales ante la ley;
luego de intentos fallidos, de ver como el camino forjado con esfuerzo y
trabajo era derribado por lo que llamo “golpes de intolerancia”, hoy se
presenta de nuevo una oportunidad, se entreabre una puerta, una entrada al
respeto y a la aceptación de la diferencia, al reconocimiento de la diversidad
como forma de vida y a viabilizar la convivencia como pilar de nuestra
sociedad.
El matrimonio
igualitario es la definición de mi exposición, ¿acaso no somos iguales ante la
ley?, ¿acaso el que su pareja de vecinos homosexuales decidan unir sus vidas
mediante un contrato legal atenta contra la sociedad?, ¿acaso usted no tiene derecho
a casarse y a escoger libremente la persona que quiere a su lado por el resto
de su vida?, ¿acaso el amor esta sesgado y determinado para un cierto número de
“privilegiados”?, ¿acaso la vida no se trata de convivencia?...
Discursos de todo
tipo se han visto frente al tema de la unión de parejas del mismo sexo, desde
el pensamiento un tanto arcaico expuesto por el procurador Alejandro Ordóñez,
pasando por la “solemne” frase que profirió un reconocido jurista en donde
indicaba que los ciudadanos “de segunda” no tenían derecho a unir sus vidas
pues eso era netamente para las “personas de primera”, incluso el ofusque de
Benedetti defendiendo la propuesta con una crítica exacerbada al congreso;
discursos de otros espacios, quizá en un restaurante en donde se toca el tema y
los vecinos de la mesa cercana miran con estupor, otros incluso participan de
la conversación, discursos de todo tipo, propios y valederos.
Pero hoy no se
trata de tu discurso, de mi discurso, del discurso del sacerdote, del discurso
del peluquero, del discurso del docente, del discurso de nuestros jefes, del
discurso de tu amigo, se trata de generar un discurso social que nos cobije a
todos, un discurso en el cual todos estemos presentes y que cada quien tenga el
derecho a elegir con quien pasar su vida y poder hacerlo valedero legalmente,
con sus beneficios y compromisos implícitos.
Con Francia son 14
los países que aprueban el matrimonio entre parejas del mismo sexo, ¿Por qué
Colombia no puede ser el 15 en la lista? Hoy es un día crucial para nuestro
estado laico, un día crucial para la defensa de los derechos humanos, un día
crucial para reconocernos y hacernos una sociedad más sociedad.
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