Un final por escribir

Es evidente la descomposición a la que se enfrenta a diario la sociedad, o sino, es fácil ver como la vida de muchos se ve determinada por un programa de televisión, como gente se muere de hambre, es asesinada frente a nuestros ojos, e incluso violentada en muchas maneras y la indiferencia reina en nuestro actuar; pero bueno, ese es el pilar de valores que nos rige, y del que difícilmente, a percepción del autor, lograremos salir por las vías usuales.

Entre la corrupción en su punto de cocción, un nido de personas de bien entregando el país a las multinacionales y reformas que más que generadoras de cambio, parecen un stand up comedy barato; el "futuro" y el "presente" del país se ve permeado, que digo permeado, ahogado en violencia por todos los flancos; o que me dicen de series ejemplares, en donde los únicos patrones de conducta son personajes como Pablo Escobar, o el entretenimiento irresponsable que nos regala a diario Protagonistas de Nuestra Tele; ni hablar de cierto género musical, en donde la lírica parece rondar una guerra sexual constante y por supuesto, el diario vivir del país. 

La deformación del concepto y la imagen de familia cobran gran importancia aquí, pues sin atención y cuidado responsable, un niño puede convertirse en una bomba de tiempo, y esa es la puerta que pretendo tocar.

Los colegios, centros de educación y espacios para compartir. Desde siempre han existido las diferencias, raciales, religiosas, sexuales, estéticas, entre otro sin número de variables que hacen de cada uno, un ser diferente por así decirlo; ahora los colegios son el escenario de las más aberrantes muestras de discriminación, en algo que se ha denominado manoteo, o el tan famoso fenómeno del bullyng.

Como olvidar, cuando en Febrero, Mariana tuvo que salir de su colegio, rogando a sus padres incrédulos y quienes la tildaban de caprichosa, por no estar dentro del estereotipo de lo que el medio nos ha vendido como una persona "bonita"; y claro, despedida por sus compañeros con un correo electrónico de enternecedoras palabra...

“Queremos recordarte que eres una deformidad de la naturaleza y que esperamos que te mueras y que tus vísceras se esparzan en la calle y nosotros celebraremos quemándolas. Por favor suicídate”

¿Cómo carajos cabe en la mente de un grupo de niños de 13 años escribir algo así? Sin duda alguna estamos ante un problema que nace en el hogar, que es plantado por la sociedad, abonado por los medios  y del cual las instituciones educativas son Cómplices activas. 

Valiente, no tengo otra palabra para describir a John Alexander Larranondo, que en paz descanse, quien a sus 12 años, no dudo en defender, a costa de su vida, la integridad física de una compañera de colegio, la cual estaba siendo violentada por sus compañeros de tan solo 10 y 12 años, como leen, ni siquiera rondaban los 15 años, edad en que se plantea, la conciencia de los actos es efectiva. John fue asesinado el 25 de Abril de este año, hecho que desencadenó un fenómeno mediático normal en nuestro país, el cual murió a los dos días, quizá por algún escándalo en tierras extranjeras, o por el video de Laura Acuña en la peluquería de Norberto.

Santiago, un estudiante ejemplar sin duda alguna, el cual por su condición sexual, fue llevado hasta el límite por sus compañeros de clase, hasta el punto de llegar al suicidio. Este es un caso más, un número más tristemente, porque en esto se han convertido, en número, solo cifras en una sociedad donde todo ocurre tan rápido, que el tiempo para la reflexión parece inexistente, inútil si podemos referirnos así.

El bullyng o manoteo no es un problema de casos aislados, basta con pasar una hora en una institución educativa, incluso en las universidades, en donde se supone, el grado de raciocinio de los asistente es amplio, se presenta esta detestable plaga. Millones de personas alrededor del mundo son víctimas. Casos como el de Pamela Pizarro, a quien respeto y admiro profundamente, quien por ser becada y una de las mejores alumnas de su colegio, era objeto de discriminación para sus compañeras, quienes la condujeron por una carretera de la cual no tuvo vía de escape, el suicidio; a sus 13 años, ella alerto a sus padres de muchas maneras, a sus profesores, a su círculo social, a su comunidad; pero su propia entorno la silencio y dejó sin armas, sin ganas, sin fuerza.

Desde un apodo, hasta el cyberbullyng; en un estudio realizado a mediados del mes de Mayo por la Universidad de los Andes, se evidenció que el 29% de la muestra tomada entre niños de 5° a 9° grado, había sido objeto de manoteo en cualquiera de sus presentaciones, olores y sabores; pero ¿Y quienes no fueron capaces de confesarlo?, seguramente, al igual que las cifras que nos regala en cada presentación el DANE, son un tanto alejadas de la realidad.

Latinoamerica es pionera en casos de Bullyng en el mundo, y que creen, al igual que en el ranking de los países más felices, aquí también estamos a un paso del primer lugar, solo nos supera México.

¿Problema de quien lo padece? No, quien lo ejerce tiene un problema peor, y es su participación a futuro en la sociedad, pues hoy pueden ser simples burlas, mañana los actos pueden tener otro eco; la sociedad, ¿Qué estamos formando?, ¿A dónde pretendemos llegar sin prestar atención a la mierda en la que estamos viviendo?, ¿Es éste el mundo que queremos para nuestros hijos, para nuestros niños, para el "futuro"?.

Este no es un problema de partes, es un problema social, en donde el trabajo en grupo y la cooperación son indispensables, donde el reconocimiento y los programas de atención por parte del estado no deben ser tibios, pues los jóvenes implícitos en este tipo de agresiones, son proclives a la delincuencia, y eso es notorio en las calles de las principales ciudades del país, en donde niños de 12 a 15 años, son quienes mandan la parada, quienes "marcan la movida" como ellos dicen. Es indignante ver policías requisando en las calles de Bogotá a niños y niñas, INDIGNANTE.

Solo me queda por decir que el mundo quizá no termine en 2012, pero lo que vivimos actualmente no es un mundo ejemplar, no es una vida adecuada, no es un ambiente deseado. La violencia ha existido y existirá mientras el hombre exista, a menos que tomemos nuestro papel en la obra y demos un giro para un final inesperado.




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