Devenir incierto, Patria inestable (Volumen I)
En 2002, entre el escepticismo y la necesidad de cambio (si así podemos conceptuar a Colombia), el Ex-presidente Álvaro Uribe Vélez asume las riendas de una patria envuelta en un sin fin de conflictos y esperanzas pisoteadas.
8 años, en los cuales voces se enmudecieron, oídos se compraron y conciencias se subastaron; donde un líder innato y cimentado se adentró en el laberinto del poder; no encuentro otra manera de describir ese lapso de tiempo, en donde Colombia abrió tímidamente los brazos a lo que se establecía como una dictadura espesa y el modelo de estado predominante estuvo a portas de sucumbir y ver el quiebre de sus bases.
Seguridad democrática el estandarte, y debo decir que es un paso y logro importante; en Colombia se pudo viajar seguro (fuese al costo que fuese y a los convenios que hubiese que recurrir), pero de carreteras limpias pasamos a ciudades inviables, municipios ensangrentados y corregimientos condenados, la felicidad nunca fue completa y al parecer jamás lo será. En este punto se configuró el gran fallo, fuerza pública trabajo en carreteras pero la alianza y colaboración con la población escasamente se dio; además de cierta maquinaria, que al final no impidieron el éxito mediático y necesario para esta medida.
Y si, 8 años se terminan y los niveles de tolerancia se hacen intolerables; es así como la constitución logra reconocimiento y nuestra corte para la época deja sin pie la segunda reelección de Uribe... pero si el padre se marcha, un hijo debe hacerse cargo del hogar y velar por su sostenimiento; Juan Manuel Santos, el evidente encargado se sitúa en el papel.
Una contienda con polos marcados, debates espantosos y candidatos que más que alabar y enaltecer sus programas se sumergieron en un océano de ataques e irrespeto; terminaron en el uso de Uribe como herramienta de victoria; y ante el poder de este personaje en el país y su fiel grupo de seguidores afirmado, el hijo recibió su regalo y la hacienda "pareció" no cambiar de hacendado.
Triste noticia, "Cría cuervos y te sacarán los ojos"; Santos fue ingrato a quien le abrió las puertas del país. Un primer año de gobierno cargado de destapes a "las ollas podridas" del gobierno anterior como denominaron algunos medios; un primer año de buenas cosas, como decía la primera plana de muchos diarios en su momento "Más logros que lunares", y en efecto así se mostró; vecinos de nuevo amigables, una tendiente marcha en pro de la Unidad Nacional (camuflada en la mitigación de oposición), Ley de víctimas, ley de restitución de tierras (buenas intenciones, falsos positivos), un POS renovado que aparentaba un mejoramiento circunstancial en el maltrecho y poco estructurado sistema de salud y una actitud interesante ante su punto de impacto más notable, la crisis invernal.
Con todo esto, sin haber concluido la primera decena de meses en el poder, en el país más esperanzado que nunca, la palabra reelección se hacía espacio en el panorama político; y un seductor 60% rozante al 70% de aceptación a la labor Santista y su "Prosperidad democrática" eran muestra grandilocuente del porvenir del país...
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